Salas llenas, masiva asistencia a recorridos urbanos y un alto interés en participar en los laboratorios, fue la impronta que marcó el 14° Festival Danzalborde, que se desarrolló principalmente en Valparaíso, pero también con funciones de extensión en Santiago.
Durante 14 años el Festival ha marcado el calendario de octubre con compañías de danza de todo el mundo, que han logrado atraer a las más varias audiencias, interesadas en conocer las propuestas creativas que se generan en torno a la danza y los nuevos lenguajes y formatos de la expresión contemporánea.
Un balance al borde
Contentos y satisfechos con la convocatoria y el entusiasmo están sus Directores, Rocío Rivera e Iván Sánchez. «Estoy muy sorprendido de la gran cantidad de afluencia de público, que hay interés y que hay personas de diverso rango etáreo, hay jóvenes, chicos que están interesados en ver danza, adultos, adultos mayores también que han seguido incluso todo el festival. Estoy sorprendido y contento.»
«Yo creo que Danzalborde ya tiene definitivamente un espacio en la cartelera de Valparaíso, diría que también en la cartelera nacional. Me atrevo a decir que no hay ningún otro Festival de estas características a nivel nacional y creo que la diversidad es una característica, los diferentes lenguajes que se abordan desde la danza contemporánea y siempre con una premisa: al borde.»
Así también su Co Directora Rocío Rivera, reflexiona: «creo que este año, Danzalborde fue bien al borde, porque las propuestas, desde el día que abrimos con la obra Idiot- Syncrasy del Reino Unido, todas las obras tenían propuestas físicas muy distintas. Pudimos ver una diversidad de cuerpos en escena, pero también distintas aproximaciones al límite de relación con otras capas de la obra. Yo mencionaría cómo la musicalidad como algo que afecta al cuerpo, o la sonoridad, que fue algo súper presente de distintas maneras.»
Respecto de las distintas temáticas de expresión, Rocío señala: «hicimos un tránsito súper diverso, y realmente pudimos ver distintas corporalidades, lo cual, para lo que buscamos con Danzalborde, en la relación con el público, es muy importante porque sentimos que la definición de un único cuerpo, como discurso en la danza contemporánea, no cabe. Sentimos que el público tiene la opción y la posibilidad de encontrarse con discursos y cuerpos diferentes y de identificarse o no con ellos y de tener afinidad mayor o menor con esos discursos corporales. El público también vive esa diversidad, siento que a diferencia de años anteriores, ahora el público tiene un punto de vista crítico interesante.»
Nuevos lenguajes, nuevos asombros
No sólo la audiencia estuvo como siempre, marcada por la presencia de jóvenes, estudiantes y personas ligadas al mundo de las artes y la danza; también entre sus múltiples asistentes, pudo apreciarse a varios adultos mayores sorprendidos con las propuestas creativas de los elencos y con mucho asombro por conocer aún más de los códigos que propone la danza contemporánea. Es el caso de don Pablo Umañana, de 77 años, quien asistió a la totalidad del programa del Festival de Danzalborde, es enfermero naval jubilado y cuenta que siempre le gustó la danza en todas sus expresiones más clásicas y también contemporáneas, «en mis tiempos me tenía que trasladar al Municipal a Santiago, me cambiaba el uniforme en el auto y llegaba allá de civil…», comenta riéndose.
«He venido a todas las funciones, no me he perdido ninguna, es el primer año que vengo. Es interesante, muy bueno, sobre todo los muchachos ingleses de IdiotSyncrasy, también el francés (Mobile), los primeros muchachos eran muy refrescantes, invitaban a disfrutar del espectáculo. Mordedores también, buenos, buenos. «