Este viernes 14 de octubre se conmemora el Día Mundial del Huevo, fecha proclamada en 1996 por la Comisión Internacional del Huevo, con el propósito de difundir las múltiples propiedades nutricionales de este alimento y los importantes beneficios para la salud de las personas.
Para este año la celebración estará centrada en el tema “Huevos para una vida mejor”, que invita a conocer en detalle las ventajas de este producto, incluso más allá de lo alimentario. Gabriela Lizana, Directora de Carrera de Nutrición y Dietética de UDLA Sede Viña del Mar, entrega los siguientes datos relevantes de tener en cuenta a la hora de consumirlos.
1.- ¿Cuáles son los beneficios nutricionales del huevo?
Su principal característica es ser la mejor proteína después de la leche materna, pues contiene gran cantidad de aminoácidos esenciales, fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo. Es uno de los alimentos de origen animal con menor aporte de grasas saturadas y tiene gran aporte de vitaminas y minerales, como por ejemplo A, C, D y del complejo B.
2.- ¿Por qué consumirlos y con qué frecuencia hacerlo?
Porque desde el punto de vista nutricional es un alimento completo, donde la absorción y utilización de nutrientes es muy alta. Es un alimento que contribuye a la saciedad y con ello regula el peso corporal. Económicamente hablando, es la proteína de mejor calidad al menor costo. La Asociación Americana del Corazón (AHA), basada en las últimas evidencias científicas, indica que consumir un huevo al día no generaría riesgos a la salud.
3.- ¿Hay alguna diferencia nutricional en los colores de los huevos y tono de sus yemas?
Según evidencia disponible, no. El color de la yema está determinado por la alimentación que reciben las gallinas, principalmente por la presencia de carotenoide, antioxidante que determina el color de la yema. Por lo tanto, si el color de la yema es más naranjo, significa que la gallina recibió comida rica en estos antioxidantes, por ejemplo, hierbas, insectos, semillas, lo que no cambiaría la composición nutricional de macronutrientes.
4.- ¿Cómo elegir un huevo para que esté fresco?
Primero, comprar a proveedores conocidos de negocios establecidos. Para saber si el huevo está fresco se puede aplicar dos estrategias sencillas: primero, sumergirlo en un vaso lleno de agua, si se va al fondo, está fresco, si flota, está añejo; segundo, ver la posición de la yema y la forma de la clara cuando se quiebra la cáscara y dejamos el huevo en un recipiente. La yema debe estar completamente centrada y en altura, la clara debe estar compactada, que no se desparrame.
5.- ¿Cómo se conservan y cuánto duran los huevos?
La duración del huevo depende de dónde sean almacenados. Según el Reglamento Sanitario de los Alimentos, puede almacenarse en un lugar fresco, sin exposición directa al sol, con la cáscara intacta sin lavar y por un periodo no superior a 30 días o bien, refrigerado con la cáscara intacta sin lavar, por el mismo tiempo. También puede ser almacenado desde su producción a una temperatura de 2°C, con una humedad entre 80 y 90%, con su cáscara intacta. Su duración puede ser superior a los 30 días.
6.- ¿Cuáles son los principales errores que se cometen con los huevos?
Hay dos errores frecuentes, primero lavar el huevo para almacenarlo. La única vez que se debe lavar su cáscara es cuando se van a preparar, pues al quitarles la porosidad, se está aumentando el riesgo de contaminación con microorganismos. El otro error es comerlo crudo, acrecentando el riesgo de contraer salmonella.
7.- ¿En qué preparaciones se pueden utilizar huevos?
Debido a las valiosas propiedades nutricionales que presenta, su uso culinario es sumamente versátil, ya sea en reportería, bebestibles, comida salada, lo que facilita su consumo durante el día, como colación o cena. Puede usarse el huevo entero o partes de él, se puede incorporar a sopas, tortillas, budines, hamburguesas y en preparaciones de postres como mousse.
Otras curiosidades de los huevos
Su cáscara se puede utilizar con fines cosméticos, agronómicos e incluso medicinales. Con esto, se contribuye a la disminución de desechos alimentarios. Por ejemplo, se puede lavar y secar la cáscara para luego molerla y esparcirla en la tierra de las plantas, aportándoles calcio.