La producción textil de La Ligua, caracterizada por el uso del teñido natural, no ha presentado mayor innovación en los últimos tiempos y su esencia se ha alterado debido a la introducción de productos ajenos, como los que provienen de China y Perú.
Así lo concluye Bárbara Elizondo en la investigación “Rescate y Difusión de la Memoria del Teñido Natural en la Localidad de La Ligua”, la que llevó a cabo con el patrocinio del concurso Fondart 2021 y cuyos resultados expone en un libro y en un sitio web recientemente lanzados.
En https://tintesliguanos.cl/, la diseñadora gráfica y magíster en Arte mención Patrimonio da cuenta de este trabajo investigativo que, además de la revisión bibliográfica, consideró entrevistas a cultores del teñido natural, incluyendo miembros de la cooperativa Hilanderas de la Ligua, Hilacoop.
“Este trabajo, que he denominado Tintes Liguanos, busca principalmente rescatar la memoria perdida del teñido natural en la comuna de La Ligua. Es pertinente hacerlo, ya que nuestros pueblos originarios, como mapuches, aymaras y atacameños, han utilizado pigmentos y tintes naturales obtenidos de frutos, hojas, corteza y raíces, dando colorido a sus tejidos. La incorporación del teñido natural a los productos textiles viene de nuestros ancestros y ese patrimonio debe ser valorado y destacado”, afirma la autora de la investigación.
“El teñido natural y la obtención de los colores desde la naturaleza constituye un traspaso cultural y un aporte a la economía de La Ligua, ya que entrega identidad a una práctica de gran arraigo en la zona”, agrega Elizondo.
“En el ámbito textil y en lo que se refiere a lanas sintéticas, La Ligua ha mantenido la producción de textiles realizando ventas a lugareños, turistas y visitantes, además de enviar tejidos a diferentes partes del país”, destaca Bárbara Elizondo.
Amenazas Ambientales y Económicas
Pero el arte textil de La Ligua hoy está amenazado por aspectos ambientales y económicos. “Existen factores climáticos en relación al agua necesaria para realizar el teñido; lavar la lana requiere bastante agua, lo mismo que hervir los vegetales y obtener los tintes. La afluencia de los ríos del sector que se encuentran en sequía y la preservación de especies vegetales del entorno afectan directamente la obtención de materias primas para la transferencia del teñido natural y, por ende, la obtención de colores desde plantas tintóreas”, sostiene Elizondo en su investigación.
“El teñido -plantea la autora- puede trascender en el tiempo solo si es posible la recolección de plantas que existen en el entorno de La Ligua. Es importante la recolección de los desechos de verduras como lo son la cáscara de cebolla y el cuesco de palta. La manera de conocer cómo reciclar agua para las plantas y vegetación del entorno es de gran ayuda para la transferencia del teñido natural. El aprovechar aguas de usos secundarios y con un nuevo fin puede ayudar con este legado; entre ellas se encuentran el agua con que se cuecen las verduras, que se puede utilizar para regar las plantas y los arbustos del jardín”.
Además, en cuanto al diseño, los productos textiles liguanos “no han presentado mayor innovación con el transcurso de los años: presentan un tejido de punto y muchos de ellos son chalecos y sweaters a un solo color y listado, así como teñidos con manchas”. De todos modos, Elizondo apunta que “hay personas que están incorporando tejidos sustentables, como lo hacen en la tienda Maruka, donde utilizan lanas recicladas”.
Materiales Nobles
Sin embargo -plantea la investigadora-, las personas luchan por rescatar sus costumbres e incorporar productos con materiales nobles y nuevos diseños. En la tienda Maruka, en 2016, emprendieron con un nuevo concepto que busca mantener viva la tradición del tejido de Valle Hermoso, con el que intentan además contribuir con el medio ambiente: “Utilizan lanas de fibras naturales y también acrílicas, siendo estas recicladas que provienen del hilado que termina en la basura. Aplican entonces el concepto Zero Waste, que significa residuo cero, aportando a una vida sostenible y evitando la acumulación de residuos. Esto se une con el diseño a través de la creación de prendas tejidas a mano, en especial para niños, combinando colores armoniosos”.
La diseñadora gráfica dice que “con la pandemia muchas personas han cambiado de rubro, dejando sus locales de Valle Hermoso y emprendiendo en otras actividades que pueden ser más rentables. Otras se resisten a dejar el trabajo textil, reinventándose y entregando nuevas propuestas en torno al tejido, sin perder la esencia. Es el caso de Hilacoop, cooperativa conformada por once socias que tienen en común el gusto por la lana y que se conocieron en el programa Wanaku de Sopraval, donde se les enseñó a hilar y a trabajar la lana”.
Textiles Ajenos
Sin embargo, otros problemas afectan al sector textil de la Ligua: “Debido a la ambición de vender cada vez más y obtener mayores ingresos gracias a los tejidos, se introdujo textiles ajenos a la cultura de La Ligua, como lo son aquellos de procedencia china o peruana. Muchos de ellos son confeccionados con deficiencias, creando un tejido defectuoso que provoca decepción al cliente”.
Elizondo concluye que “la práctica del teñido natural se ha ido perdiendo y se encuentra en riesgo de desaparecer, debido a que en la localidad de La Ligua existe una carencia de materias primas, ya sea lana natural o vegetación. Esta carencia sucede principalmente debido al clima de esta zona. Un clima semiárido, que se caracteriza por una disminución de lluvias y, por ende, de vegetación, lo que conlleva a que el teñido natural y sus pigmentos comiencen a disminuir y a desaparecer, impactando profundamente a este legado, que se basa en el uso abundante de recursos naturales y agua”.
¿Qué recomienda la autora de Tintes Liguanos? “Es necesario ocupar los desechos de las verduras, como la cáscara de la cebolla, el cuesco de la palta, los restos de apio. Con la misma agua que se hierven las verduras es posible conseguir novedosos colores y matices”.