Dos mil mujeres y diversidades porteñas se reúnen a debatir sobre el trabajo doméstico y de cuidados en Valparaíso

Más de 2.000 mujeres y personas de la diversidad sexual se reunieron durante cinco días consecutivos para participar en un debate sobre los cuidados a nivel comunal. Para finalizar esta primera etapa, se realizó el Encuentro por las Economías del Cuidado en el Teatro Municipal de Valparaíso, que contó con la exposición de los primeros resultados, la participación de referentes en temas de género y la presentación musical de la agrupación porteña las Lulús de Pancho Gancho.

Los espacios de discusión del 20 al 24 de noviembre se dividieron en 50 mesas temáticas, con alrededor de 30 personas por grupo y otras lo hicieron de manera telemática, con el objetivo de ahondar en torno a las experiencias de vida de quienes protagonizan los circuitos de estas “economías de los cuidados”. Dentro de las dinámicas se identificaron hitos que marcaron continuidades y discontinuidades en su trayectoria vital, además de los factores protectores y sus expectativas de cuidado para continuar con su desarrollo.

Respecto a este hito, la encargada de la Dirección de Género: Mujeres y Diversidades, Tania Madriaga Flores, destacó la importancia de políticas que incorporen en su diseño procesos de participación colectiva: «Los encuentros que sostuvimos esta semana con las dos mil mujeres y diversidades participantes del programa Somos la Joya, han sido un ejercicio de auto-reconocimiento porque, con cada relato, nos encontramos en las demás personas y aprendimos de otras experiencias. Esto nos ha permitido nutrirnos y producir un conocimiento tan único como colectivo, el que hemos presentado y analizado en el Teatro Municipal con el ánimo de que todas estas experiencias se traduzcan en políticas públicas y comunitarias cercanas, que busquen la solución a las necesidades y problemas que enfrentamos las personas cuidadoras en nuestra ciudad y en nuestro país”.

Lucila Viveros, tras jubilarse y tener una pensión que no le permitía sustentarse a ella ni a su familia, decidió emprender con un proyecto de tejidos que le ha permitido sostenerse y aportar a su comunidad: «Yo quiero seguir con mi proyecto de tejidos. Ese aporte que nos van a brindar, voy a invertirlo en materiales, porque cuando me digan ‘hazme un chaleco’, yo voy a tener mi cosita ahí guardada. Voy a ganar dinero, porque eso es lo que queremos. Entonces, me siento bien, me siento útil y con ganas de seguir haciendo otras cosas. Aparte de que me gusta mucho ayudar a las personas. Como ahora, como se dice, ya soy grande y sé que puedo, y quiero seguir adelante y me siento bien, me siento sana, y seguir luchando nomás y si puedo apoyar a alguna de las personas de las que conozca aquí, como me llamó una señora que quería que le enseñara a tejer. Yo le dije “con mucho gusto” “llámame” “anda a mi casa; yo te voy a enseñar”.

Margarita Pérez, madre y cuidadora de 33 años que trabaja en la venta de productos de belleza y vestuario, enfatizó la importancia de que, independiente de las diferencias, la historia de todas y todes les participantes se encuentran en sus relatos: «En estas dos oportunidades que he venido a las charlas ha sido muy gratificante porque una se siente en más confianza con otras mujeres. A lo mejor no somos todas de la misma edad, pero una va adquiriendo experiencia de otras que ya han vivido lo que una no ha vivido, o a veces una encuentra lo mismo que ha pasado otra en la vida».

Fabian Vargas, desde su experiencia en el trabajo con reciclaje, manifestó su comodidad con el espacio que, en su caso, considera la experiencia de las personas mayores trans: «Todas casi andamos por el mismo camino. De la artesanía, del reciclaje, de luchar. Porque no hay pega, y también a ciertas edades cuesta encontrarla, y para nosotros es más difícil todavía». 

Resoluciones de la primera etapa en cifras

Tras el trabajo realizado durante los cinco días, se levantaron datos que permitieron evidenciar puntos críticos sobre las cuidadoras en Valparaíso. Por una parte, 85% de las participantes (1696 del total de las 2000 personas) declararon ser las sostenedoras de sus hogares como «jefatura de hogar». Mientras el 95% (1995 de 2000) de ellas ejerce labores de trabajo doméstico, que suponen doble carga laboral. Por otro lado, el 78% (1551 personas) de las seleccionadas declaró que debe hacerse cargo del cuidado de personas, como niñeces, personas mayores, con problemas de salud y/o personas en situación de discapacidad.

Ante estos resultados, Constanza Biscarra, psicóloga, cuidadora y Magíster en Estudios de Género y Cultura mención Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, destacó los datos como una fuente que identifica la resiliencia que las mujeres y diversidades sexuales tienen a la hora de afrontar sus trayectorias y vidas, donde el concepto de “agencia” toma fuerza al ser el “margen” donde cada cuidadora, a pesar de su contexto, puede actuar para el cuidado del resto y de sí misma.   

Por su parte, la doctora en estudios de género y docente de la carrera de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, María Soledad Vargas, recalcó que los datos recogidos deben ser el camino para vehiculizar políticas públicas que favorezcan y resguarden a mujeres y personas de la diversidad sexual: «Creo que hay que seguir trabajando para que estas tareas de economía de cuidado no sean invisibles, no sean invisibilizadas; por el contrario, que sean tremendamente valoradas, y que busquemos alguna forma de reparar esto de tener que cortar los estudios, de tener que salirse de los trabajos. Entonces, es un doble llamado tanto a la municipalidad, a la política pública, como también nosotros, con un rol de social, a las universidades para poder reparar, reconstruir esos diálogos que son un aporte para todos, y finalmente, para toda la sociedad».

En 2024, el programa continuará con la realización de la primera feria de Economía de los Cuidados, donde las participantes podrán vender sus productos y ofrecer sus servicios, además de generar asociatividad y redes de cooperación que les permitirán postular a presupuestos participativos.

Somos la Joya es un programa innovador del Municipio de Valparaíso, levantado por la Dirección de Género: Mujeres y Diversidades en colaboración con la Dirección de Desarrollo Económico y Cooperación Internacional y la Dirección de Desarrollo Comunitario, que busca el reconocimiento y visibilidad del trabajo doméstico y de cuidado que mujeres y diversidades sexuales de Valparaíso sostienen, con el propósito de fortalecer la autonomía económica y asociatividad de estas actorías.

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