Ojo de Pescado Comunidad culminó el año con exitosos talleres de cine para niños y niñas en Valparaíso

Hasta la Biblioteca Popular Violeta Parra, en la parte alta del Cerro Yungay en Valparaíso, llegaron los niños y niñas de las tomas de terreno Newén Kurruf y Violeta Parra, para presenciar el estreno del documental que ellos mismos crearon durante el taller de cine que Ojo de Pescado Comunidad dictó en el mes de noviembre.

Bien protegidos del viento, y acompañados de sus familias, aparecieron ansiosos de ver culminar una etapa que comenzó seis semanas antes, cuando recién inició esta aventura que les permitió ―apoyados por los facilitadores del taller Susana Castillo y Marcelo Díaz― aprender de cine y conectar de una manera más profunda con el territorio que habitan.

Muchos de ellos ya habían participado en 2022 en una instancia similar. Vale mencionar, que Ojo de Pescado ―proyecto que cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras― ha desarrollado talleres de cine para niños, niñas y jóvenes desde sus inicios en distintos territorios de Valparaíso y otras partes de Chile.

Iniciativas que, desde este año, fueron potenciadas a través de Ojo de Pescado Comunidad, una nueva línea que busca estrechar aún más los lazos con los territorios, estimulando la participación de las niñeces y priorizando los procesos creativos y comunitarios.

“El reencuentro que hubo con los niños y niñas de las tomas del Cerro Yungay fue muy amigable y cercano. Había confianza, ya que ellos se sentían en un lugar cómodo, donde podían expresar sus ideas, jugar y explorar a través de lo audiovisual. Fue un reencuentro muy cálido y participativo”, explica Marcelo Díaz, realizador audiovisual y uno de los facilitadores del taller.

Durante seis sesiones de dos horas, los niños y niñas que habitan junto a sus familias en la parte más alta del cerro, aprendieron de cine y potenciaron su autonomía al contar la historia de su propio territorio. Para ello, tomaron cámaras, micrófonos y claquetas, y salieron a redescubrir su territorio, mientras entrevistaban a sus vecinos, madres, padres y abuelas, generando una conexión única con la comunidad.

“Destaco la forma en que Ojo de Pescado se acercó a los niños y niñas, tanto en lo socioafectivo como en lo pedagógico, por ejemplo, en la manera en que les enseñaron a ocupar las cámaras y los elementos audiovisuales, fue muy dinámico por parte de todas y todos los talleristas”, explica Lucía Olmedo, madre de una de las niñas participantes y vecina del sector.

En cuanto al vínculo con la comunidad, agrega: “Es muy significativo que valoren a los territorios, sobre todo a las comunidades donde nos organizamos para tener un buen vivir. Que los niños y niñas puedan registrar esto es muy importante, tanto para su vida personal como para la vida comunitaria. Es relevante demostrarles que sus opiniones valen y que lo que quieren mostrar desde su territorio es muy importante para que ellos mismos después puedan construir y hacer comunidad”.

Así nació “En la punta del cerro”, un cortometraje de tipo documental creado íntegramente por las niñeces del territorio. Micrófono y cámara en mano, niños y niñas siguieron una ruta de rodaje propuesta por ellos mismos y entrevistaron a sus propias familias para preguntarles, con auténtica curiosidad, cómo llegaron a habitar las tomas, de qué forma construyeron sus casas y cuáles son sus pasiones.

“El lazo que se formó con la comunidad fue muy bonito porque las mamás y cuidadoras de los niños y niñas también se involucraron en el proceso. Apoyaron en el plan de rodaje y eso permitió que este taller, con niños y niñas creadores, se convirtiera en un taller comunitario en el que gran parte del territorio se hizo parte del proceso”, agrega Marcelo Díaz.

El día del estreno el entusiasmo fue generalizado. Compartiendo en una completada, tanto los niños como sus familias pudieron al fin ver el resultado del trabajo que llevaron a cabo con dedicación. El orgullo de los adultos se hizo patente en sus miradas emocionadas, al ver cómo sus hijos pudieron registrar en cámara sus oficios, pasatiempos e historias de vida. Mientras tanto, los niños rieron, aplaudieron y compartieron la satisfacción al descubrir y exhibir sus capacidades creativas. 

Motivación en Placilla

Una técnica diferente, pero igual de inspiradora y estimulante, fue la que utilizaron en su cortometraje los niños y niñas que participaron en el taller que Ojo de Pescado Comunidad dictó ―junto a los facilitadores Carolina Pizarro y Arturo Carrillo― en la Biblioteca Pública de Placilla, también en Valparaíso.

Por primera vez, el equipo de Ojo de Pescado llegó a este territorio para vivir un proceso completamente enriquecedor. “Fue una experiencia genial, divertida y desbordante en el lado positivo de la palabra. Eran muchos participantes en un espacio muy acogedor. Se desarrolló un trabajo bastante interesante, ya que innovamos con la técnica, al mismo tiempo que intentamos evidenciar las preocupaciones de las niñeces del territorio”, explica Carolina Pizarro, realizadora audiovisual y una de las facilitadoras del taller.

Con tijeras, lápices de colores, pegamento, micas y retroproyector, las niñeces del territorio crearon una historia que decidieron titular “Placilla bajo amenaza”, y en la que patentaron su preocupación ante la destrucción de la naturaleza y el desarrollo inmobiliario. Para ello, fue importante mantener el sello de Ojo de Pescado Comunidad, es decir, potenciar la autonomía y la participación de las niñeces, poniendo el foco en la experiencia más que en el resultado.

“Al consultarles sobre los temas que les interesaban, los niños inmediatamente hablaron del exceso de centros comerciales, la deforestación, el tránsito en la ciudad y los incendios. Así surgieron los escenarios y personajes que pronto completaron la historia. Fue un trabajo colectivo, pero al mismo tiempo individual, ya que cada niño tuvo la oportunidad de crear sus propios personajes, e inventar sus características físicas y psicológicas”, agrega Carolina Pizarro.

Para la comunidad de Placilla la experiencia también fue enriquecedora. Así lo explicó Carolina Torres, una de las encargadas de la Biblioteca, quien manifestó su satisfacción por la alta convocatoria y el interés del territorio en participar de esta instancia creativa:

“Se logró una buena conexión, especialmente al pensar que eran niños y niñas que no se conocían y que llegaron a la biblioteca para participar del taller. Considero que es muy importante hacer este tipo de actividades territoriales, especialmente en lugares como Placilla, que generalmente está desplazado y conocido como el patio trasero de Valparaíso. Creo que es relevante que las niñeces puedan optar a nuevas acciones con foco territorial porque permite que la conversación se sitúe en los espacios que conocen”.

El día del estreno del cortometraje, los niños y niñas llegaron puntuales hasta la Biblioteca para presenciar el resultado de su trabajo. Allí pudieron relatar, frente a sus familias y amigos, su experiencia, presentar sus personajes y explicar las motivaciones que los llevaron a contar esta historia.

Luego, pudieron ver en la pantalla el cortometraje terminado, celebrar el esfuerzo y reír con los chascarros que quedaron registrados en un video que siguió el paso a paso durante las seis sesiones del taller.  Finalmente, recibieron, entre los aplausos de sus mamás, papás y amigos, sus diplomas de participación a modo de destacar su gran trabajo, autonomía y creatividad.

De este modo, Ojo de Pescado Comunidad nuevamente culmina un exitoso proceso junto a las niñeces de Valparaíso. En total, este 2023 se realizaron seis talleres de cine para niños y niñas en distintos territorios. Además del Cerro Yungay y Placilla, el equipo de Ojo de Pescado también llegó hasta Rodelillo, específicamente hasta la población La Básica y el CECO, además del cerro La Loma y Porvenir Bajo en Playa Ancha.

“El principal desafío de este año fue mantener las expectativas del proceso que ya se venía gestando desde 2022, tanto en los barrios donde ya estuvimos trabajando como en los que se sumaron, y yo creo que eso se superó considerando un incremento en la convocatoria y una alta valoración por parte de los niños y niñas participantes, sus familias, y las organizaciones territoriales que nos acompañaron y fueron un factor clave en que todo resultara bien”, explica Carlos Urquieta, director ejecutivo de Ojo de Pescado.

Y en cuanto a la participación de los territorios, concluye: “nos emocionamos mucho con la receptividad de las actividades por parte de quienes se sumaron, ciertamente hubo ganas de participar, conocerse entre ellos y contar sobre los lugares donde habitan. De este modo el cine fue el gran catalizador”.

La Corporación Cultural Ojo de Pescado forma parte del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que busca fortalecer y dar continuidad a instituciones y organizaciones culturales de derecho privado y sin fines de lucro. Este programa además es parte del Sistema de Financiamiento a Organizaciones e Infraestructura Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio que integra, articula y coordina de forma transversal los planes, programas y fondos orientados al fomento y apoyo de las organizaciones, de la infraestructura cultural, y de la mediación artística. Todo esto con una vocación descentralizada, mecanismos participativos, y la promoción de la creación de redes y asociaciones.

 

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