Comenzaron las vacaciones y con ellas el periodo del tan anhelado descanso. Si bien para muchos niños, niñas y adolescentes la época estival es sinónimo de salidas al aire libre y de desarrollar actividades recreativas, para otros y otras es una etapa que se asocia a un aumento del tiempo de ocio.
Si bien contar con momentos de poca actividad es parte de este periodo, pues no siempre se pueden establecer panoramas diarios de entretención, lo importante es que estos no se extiendan en el tiempo, debido a que pueden gatillar en niños, niñas y adolescentes un interés hacia determinadas acciones que pueden afectar su desarrollo normal, como por ejemplo iniciarse en el consumo de alcohol y otras sustancias.
Para Libny Salazar Farías, encargada (s) del área de Tratamiento de SENDA Valparaíso, el buen uso del tiempo libre en esta etapa del desarrollo, además de propiciar espacios de conversación y confianza entre los niños, niñas y adolescentes con sus familias o adultos responsables, es vital para prevenir consumos problemáticos de sustancias, o para detectarlos en caso de que ya existan.
«Abrir el diálogo hacia estos temas es de vital importancia, pues generar espacios de confianza pueden impedir que posibles consumos se transformen en problemáticos. Los consumos experimentales pueden complejizarse y por lo mismo hablar sobre el tema, expresar apoyo y seguridad a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, debe ser parte del rol que como personas adultas responsables debemos ejercer», enfatizó.
Para el director regional de SENDA Valparaíso, Carlos Colihuechún Brevis, el considerar estos aspectos es fundamental para hacer frente a posibles consumos, pues está comprobado que iniciativas como el deporte, la música, el desarrollo de actividades de tipo colectiva, el fortalecimiento de los vínculos y del diálogo con los adultos responsables, son factores que protegen a los niños, niñas y adolescente frente a posibles consumos.
“Según el 14 estudio de consumo aplicado a estudiantes de segundo medio de la región en el año 2020, más del 40 por ciento señaló tener dificultades para sostener conversaciones de tipo personal con sus familias o adultos a cargo, y casi un 17% manifestó complicación en la forma de relacionarse emocionalmente con sus padres y madres”, indicó el director.
Asimismo, la máxima autoridad de SENDA en la región señaló que estos datos son los que movilizan al servicio a seguir trabajando en fortalecer la labor preventiva en todos los espacios donde el SENDA interviene con sus equipos de profesionales, como son los colegios, los barrios, las agrupaciones de padres y apoderados, las juntas de vecinos, entre otras. “Queremos comunidades informadas sobre las consecuencias del consumo, pero también conectadas con las necesidades de los niños, niñas y adolescentes, para evitar que estos últimos busquen cobijo y contención en espacios poco seguros, que los pueden poner en riesgo”, puntualizó.