Comunicar ciencia en tiempos de desinformación: una tarea urgente

La divulgación científica enfrenta un desafío clave en la actualidad: la falta de espacios en los medios de comunicación y la creciente desinformación. La astrónoma y divulgadora Teresa Paneque ha manifestado su preocupación al respecto, señalando que le han dicho en medios de comunicación: “Hablemos de la ciencia, pero no tan en profundidad, porque la gente que ve esto no quiere ver ciencia”. Ante esto, surge la pregunta: ¿cómo pueden los medios afirmar que las personas no quieren aprender cosas nuevas?

Macarena Rojas, encargada de comunicaciones del Centro CREAS, refuerza esta inquietud: “¿Por qué la población no querría saber más de ciencia? O mejor aún, ¿por qué los comunicadores y los medios de comunicación creerían que divulgar ciencia no es necesario?”, señala.

Si bien tradicionalmente la comunicación científica ha sido considerada compleja y de difícil acceso para la audiencia general, “actualmente estas aseveraciones se demuestran falsas, considerando, por ejemplo, el buen recibimiento que tiene el contenido científico-educativo en redes sociales, la gran herramienta de información del presente”, destaca Rojas.

Sin embargo, mientras la divulgación científica gana seguidores, la desinformación se propaga con fuerza. La proliferación de teorías conspirativas, el uso de inteligencia artificial para crear narrativas ficticias y la postura negacionista de algunos líderes de opinión han puesto en jaque la credibilidad de la ciencia.

Además, en algunos países, se han implementado medidas que afectan la investigación y el financiamiento científico. “La intención de reducir el financiamiento de programas e investigaciones científicas debería ser una alarma para las personas, pues están bloqueando la información real a una población que la necesita para tomar decisiones en pos del progreso”, advierte la comunicadora.

Un caso reciente que genera debate es la salida de Argentina de la Organización Mundial de la Salud, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos en dicha acción, además de su cuestionamiento al Acuerdo de París sobre cambio climático.

“Estas situaciones nos invita como sociedad a cuestionarnos hasta qué punto podemos ser comprensivos con decisiones que van en desmedro de la población y que niegan rotundamente el trabajo e investigaciones realizadas por expertos en diferentes áreas de la ciencia”, reflexiona Rojas.

En un mundo donde el conocimiento es clave para el desarrollo, la divulgación científica se posiciona como un pilar fundamental y deja una pregunta abierta a la población: ¿estamos asegurando el acceso a la ciencia o permitiendo que la desinformación gane terreno?. 

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