A un año del mega incendio que sacudió a la región: ¿cómo fueron las primeras 48 horas en el contexto hospitalario? ¿Qué se hizo para poder brindar atención inmediata a las más de 260 personas que lo requerían en distintos puntos de Viña del Mar? Éstos fueron algunos de los temas que se abordaron en el Consejo Integrado de la Red Asistencial (CIRA) del SSVQP, instancia que tuvo por objetivo reflexionar en torno a los protocolos de respuesta que se adoptaron durante la emergencia, para afrontar futuras contingencias.
La idea fue intercambiar conocimientos, experiencias y nociones en torno a dificultades como el hecho de contar con menos móviles de traslado, dado que algunos se quemaron durante el incendio, y la congestión en todas las rutas de acceso al Hospital Dr. Gustavo Fricke, establecimiento de base, uno de los más complejos de la red, y el que tuvo más demanda por esos días.
Atención contra el tiempo
En ese contexto es que la presentación de la Subdirectora de Gestión del Cuidado, Elizabeth Ibarra y la jefa de la Unidad de Emergencia Adultos, la doctora urgencióloga Marcela Ruiz, estuvo centrada en el enfrentamiento de la afluencia masiva de pacientes críticos, desglosando cómo hubo que cambiar la dinámica asistencial, habilitar rápidamente 9 pabellones para atender los casos más graves y activar un protocolo que convirtió al hospital en un centro de urgencia agudo con resolución quirúrgica y de derivación.
“Fue bastante impactante hacer el análisis retrospectivo de todo lo que ocurrió y todo lo que hicimos. Somos un establecimiento bastante resiliente, y quedó demostrado que en esta oportunidad nos unimos todos. Ya cada uno de los distintos sistemas, unidades, unidades de apoyo colaboró con este desastre y logramos atender a todos nuestros pacientes, logramos dar también apoyo a nuestros funcionarios, funcionamos como una comunidad, y eso es lo más bonito. Muchos funcionarios vinieron de manera espontánea a ayudar en esta situación, tenemos muchas cosas que mejorar y seguimos trabajando a lo largo de todo este año en eso. Y la idea es cada vez ir depurando estas situaciones. Lo importante es que cada vez estemos más preparados como funcionarios”, indicó la Dra. Ruiz.
En total, el hospital atendió a 37 gran quemados y realizó 260 atenciones asociadas a la tragedia, para las que hubo que prepararse en tiempo récord. Aquello implicó – en atención al protocolo -suspender actividades electivas, activar el alta precoz de pacientes, poner a disposición camas críticas y redistribuir recursos humanos, además de activar un Comité de Gestión de Riesgos y Desastres (COGRID) que actualizara constantemente el estado operativo y funcional del establecimiento, bajo la dirección del equipo directivo, en coordinación directa con el COGRID del SSVQP y la red asistencial.
Preparados para una contingencia
Ya habiendo transcurrido un año, la red asistencial trabaja en la planificación, prevención y las gestiones posteriores en pro de mejorar en el tratamiento de una urgencia de esas características, desarrollando planes de contingencia estival y capacitando a los equipos de trabajo con simulaciones y escenarios similares, donde los servicios se vean estresados.
“Febrero del 2024 puso a prueba todos los niveles asistenciales de nuestra red para buscar la forma de otorgar la mejor respuesta oportuna. Sin duda, hay muchas cosas que van a tener que seguir mejorando, hay muchos ejercicios que van a tener que seguir manteniéndose en pie, pero lo importante es, dentro de la adversidad, de la tristeza, del desconsuelo inicial, descubrir nuestra fuerza interior, poder levantarnos y siempre seguir con nuestro estandarte que es continuar la atención para nuestros usuarios y usuarias». Afirmó Eric Liebig, Coordinador de Emergencias y Desastres del Servicio de Salud Viña del Mar Quillota Petorca.
Otro de los flancos que se abordaron fue la respuesta de salud mental los primeros 2 días. Viviana Silva, la jefa subrogante del Departamento de Salud Mental del Servicio de Salud Viña del Mar Quillota, explicó que fueron más de 1.700 las atenciones directas y que hay que seguir trabajando para reaccionar mejor a la necesidad emocional.
“Un grupo importante (de los afectados por el incendio) genera un conjunto de respuestas esperables. Ansiedad, estrés, quejas somáticas, pesadillas, alteración del sueño, llanto, son normales y esperables en un contexto de emergencia. Y es lo que de alguna manera llega a los servicios de urgencia en ese primer momento. Gente que está muy angustiada, gente que tiene ansiedad, que tiene mucha incertidumbre y que requiere apoyo. Hoy día todavía tenemos que estar pensando en una respuesta de salud mental para las personas que han sido afectadas. Creo que todas las personas que trabajamos en salud debiéramos estar preparados en primeros auxilios psicológicos, en tener la capacidad de dar esta respuesta inicial, que es fundamental y que consiste sólo en escuchar”.