Frente a una serie de proyectos que integran la Agenda Laboral del gobierno del Presidente Sebastián Piñera, la abogada Daniela Marzi, académica de Derecho del Trabajo de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso y magíster en Derecho del Trabajo por la Universidad de Bolonia, indicó que estos apuntan a desarmar los mínimos y máximos en relación a la jornada de trabajo, poniendo al trabajador a disposición del empleador de manera permanente.
La experta aseguró que “la agenda laboral del gobierno se ha ido conformando por el Estatuto Laboral Juvenil, por el proyecto de teletrabajo y la propuesta de flexibilidad de jornada, que podríamos decir que tienen en común que todos apuntan a desarmar los mínimos y máximos en relación a la jornada de trabajo, de manera que se pone al trabajador a disposición del empleador permanentemente. Es una jornada muy fragmentada, muy irregular, que se da, por ejemplo en el caso del Estatuto Laboral Juvenil por turnos discontinuos”.
“En el teletrabajo no hay jornada máxima, y la gracia, se supone, es que tú puedes trabajar desde otro lugar distinto al de la empresa, que puede ser tu casa y otro espacio, pero sin tope. Esto es difícil dicho así, porque además pone sus fichas en la negociación individual del trabajador, entonces el trabajador negocia este tipo de jornadas irregulares y fragmentadas sin contrapoder, porque sabemos que la negociación entre empleador y trabajador es de asimetría de poder, y si uno las analiza, estas jornadas no tienen mucha relación con estudios superiores, porque sabemos que los estudiantes universitarios, o de cualquier institución superior, tienen previsibilidad en sus jornadas, tienen horarios muy estables, entonces no tiene mucho sentido que un empleador tenga la posibilidad de estar cambiando las jornadas permanentemente. Eso está al servicio del empleador, no del estudiante universitario”, aseguró la académica, indicando además que “el caso del teletrabajo es complejo, hay muchas mujeres que teletrabajan y estudios demuestran que tienen una tremenda contaminación de su espacio personal con el trabajo, y es algo muy estresante que tiene una serie de complejidades en materia incluso de salud mental”, aseguró la académica.
Puestos de trabajo con menos derechos
La académica explicó que a través de lo que proponen los proyectos el trabajador ya no tiene orden respecto a su jornada laboral. “Este desorden no contribuye a esa compatibilidad de vida personal o familiar con la vida laboral, y entonces lo que tenemos son puestos con menos derechos. Todas estas formas de contratación tienen en alguna medida menos derechos que las formas comunes de contratación, y además son muy inestables, entonces ahí pierde un poco el sentido del contrato de trabajo, porque el trabajo se legitima en la medida que te da ciertos derechos, seguridades y protecciones, y si todos estos proyectos apuntan a que esas seguridades se pierdan y esos derechos no existan, es difícil justificar cuál es el mérito de que haya empleo por el empleo”.
“El someterse a otro privado en sí mismo no tiene un valor, sino que en la medida que ese trabajo te permite proyectar una vida y tener ciertas seguridades en tu existencia, y es así como durante el siglo XX el trabajo ganó legitimidad. Todas estas otras formas casi nos llevan al periodo anterior de que existiera el derecho del trabajo, pero en todo caso, todos estos proyectos son insignificantes dentro del sistema chileno comparado con lo que pasó con la Reforma al Derecho Colectivo el año 2016, en el gobierno de Michelle Bachelet, porque era ahí donde podía existir la creación de un contrapoder en manos de un sindicato, y existiendo eso podríamos estar hablando de otras flexibilidades, pero acá realmente se está yendo a buscar en lo último que queda del derecho del trabajo en Chile, que son estos mínimos legales protectores”, cerró la profesora.