En el Día Mundial sobre la Concientización del Asperger y el Autismo, el Hospital Fricke explica la importancia de una detección precoz

La Dra. Valeria Rojas, jefa del programa de Autismo del hospital Dr. Gustavo Fricke, explica que el autismo “también conocido como trastorno del espectro autista (TEA), es una condición neurobiológica permanente que se manifiesta en la primera infancia, independientemente del género, la raza o la condición social y económica”.

De acuerdo al “último reporte emitido por la Red de Monitoreo de Discapacidades del Desarrollo y Autismo, organismo dependiente del Centro para el Control de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos, la prevalencia del diagnóstico de TEA para el año 2018 es de 1 cada 59 niños”, explica la médico.

La especialista, indica que “la tendencia internacional apunta a la detección de intervención temprana de niños y niñas que evidencien signos de TEA, los cuales pudiesen ya visualizarse desde los 12 meses de edad. En este sentido, la identificación temprana de casos en riesgo de TEA es importante, dado que un proceso de atención temprana, oportuna e intensiva, antes de los 3 primeros años de vida resulta preventiva, en el sentido de que aprovecha la plasticidad cerebral para introducir modificaciones que permitan mayor funcionalidad, en un periodo del desarrollo en el cual los niños y niñas en riesgo de autismo todavía no presentan el trastorno en su máxima expresión”.

Atención en salud

El programa de Trastornos del Espectro Autista del establecimiento inició en el año 2016 la implementación de un Programa de Detección e Intervención Temprana para niños y niñas en riesgo de TEA, con apoyo del Programa Nacional de Salud de la Infancia de la Dirección del Servicio de Salud Viña del Mar Quillota y de la SEREMI de Salud Valparaíso.

La Dra. Rojas explica que “el modelo de detección e intervención diseñado, se desarrolla a nivel de Atención Primaria de Salud (APS), adecuado a la realidad local, y orientado hacia el desarrollo de una estrategia de prevención y tratamiento que priorice la atención multidisciplinar a niños y niñas con retraso del desarrollo sociocomunicativo entre los 18 a 36 meses de edad”.

La experiencia “en estos años, es que la intervención temprana realizada por los padres con la guía de los equipos de salud, permite mejorías significativas en la dificultades cardinales de los niños con retraso en las áreas de comunicación y social, disminución del estrés parental y disminución de la comorbilidad psiquiátrica de los pequeños con riesgo de autismo”.

La médico agrega que “aquellas líneas de acción que han demostrado mayor efectividad, son aquellas que contemplan e integran, la intervención temprana, centrada en la neuroplasticidad, en cómo la experiencia relacional diseñada para elevar la atención social, comunicación, y el compromiso afectivo, puede ir modificando secundariamente el desarrollo y el funcionamiento cerebral que está a la base, desde momentos muy iniciales en la infancia”.

Además, es muy importante la participación familiar “permitiéndoles ser agentes con una participación activa dentro del proceso de intervención de sus hijos”, además de las líneas de acción de intervención en ambientes naturales del niño, el desarrollo de habilidades funcionarles y logros significativos.

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