Investigadores del Laboratorio de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ricardo Mercado Juárez y Alfredo Yánez Montalvo realizaron muestreos en Laguna Amarga, lago Sarmiento y el Parque de los Estromatolitos en Porvenir de microbialitos (más conocidos como estromatolitos), que son depósitos sedimentarios producidos por la actividad de microorganismos, principalmente cianobacterias que son la evidencia más antigua de vida sobre la Tierra.
Lo anterior se enmarca en el proyecto de cooperación internacional “Impactos de la diversidad microbiana de ecosistemas polares frente al cambio ambiental”, de colaboración Chile-México a través de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID) del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), y que es coordinada por el jefe del Departamento Científico del Instituto Antártico Chileno (INACH), Dr. Marcelo González, y por la investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, Dra. Luisa Falcón.
En una etapa anterior, realizada en febrero de este año en la isla Rey Jorge, Antártica, se recolectaron muestras de tapetes microbianos (biofilms o mat microbianos), junto a su ambiente circundante, en este caso suelos antárticos. Estos tapetes microbianos pueden congregar cientos o miles de especies diminutas. En una película tan delgada es posible encontrar una gran diversidad de microorganismos. Esto hace que los tapetes de la Antártica sean uno de los ambientes más diversos.
Actualmente la biodiversidad de estas muestras está siendo analizada y caracterizada en los servidores que dispone el INACH en Punta Arenas. Esto ha sido posible gracias a la colaboración técnica y científica en la implementación de una plataforma de análisis bioinformáticos que ha implicado el intercambio de investigadores entre México y Chile. Ejemplo de esto fue la visita a México por parte de dos investigadores del INACH, Rodolfo Rondón y Alejandro Font, quienes fueron a compartir la experiencia y aunar criterios de la investigación que realizan en conjunto. “Es en esa instancia que surge la necesidad y la oportunidad de que Ricardo (Mercado) pudiese venir a ayudarnos con el servidor, para que realice los análisis bioinformáticos de estas comunidades bacterianas y además está la colaboración de Alfredo (Yánez), clave en materia de estos estromatolitos”, relata el biotecnólogo e investigador del INACH, Alejandro Font.
Complementa Alfredo Yánez que trabaja con la Dra. Falcón en materia de microbialitos: “Como parte de la visita que realizaron Rodolfo y Alejandro surgió la posibilidad de hacer una colaboración, ya que a los estromatolitos se los asocia mucho con las primeras formas de vida y en su momento fueron destruidas en todo el planeta y ya solo quedan en algunos sitios en el mundo. En el sur de Chile habían algunas que nos llamaban la atención. Tomamos muestras en Laguna Amarga, lago Sarmiento y el Parque de los Estromatolitos en Porvenir. Nosotros habíamos desarrollado en laguna Bacalar, en México, el análisis que realiza Ricardo, entonces podemos dar a conocer la lista de las bacterias que conforman la comunidad de los microbialitos; tenemos caracterizado este sitio y la idea es tener estos datos para poder hacer la comparación”.
De esta manera, las muestras se someten a un estricto análisis de metagenómica, es decir, la secuencia de todo el material genético que contengan las muestras, para su posterior análisis bioinformático colaborativo.
La importancia de contar con estos datos es contribuir a la conservación de estos lugares, poniendo en valor su alta biodiversidad. “Los microbialitos se encuentran en sitios que también son difíciles de acceder o lugares que son de relevancia para las minerías, entonces la protección de estos sistemas es muy relevante. En el caso en particular de la laguna Bacalar, el turismo es una de las principales fuentes de alteración de la calidad del agua, que es una de los aspectos necesarios para el crecimiento de estas estructuras, y a su vez, las comunidades bacterianas son utilizadas como indicadores de respuesta al ambiente”, añade Yánez.
También, es fundamental contar con esta información para comprender las diferentes estrategias de supervivencia de los microorganismos en ambientes extremos y sus respuestas a los cambios ambientales. “Los microorganismos son la línea basal del surgimiento del movimiento de los nutrientes y también de la vida. En plantas tienes los líquenes, en estos ambientes acuosos y costeros o con influencia del agua son los primeros organismos que van creciendo, ya que cuando estos se secan sirven de nutrientes para el suelo, después llega a las plantas, es decir, hay todo un ciclo. Entonces ver cómo se están viendo afectadas estas comunidades por acción climática, es sumamente importante e interesante, sobre todo estas que no están caracterizadas y que no sabemos cómo pueden ir respondiendo, porque estos organismos están adaptados a ciertas condiciones, a ciertos ciclos y el derretimiento de los hielos puede hacer que el aumento del agua cambie las condiciones físico-químicas de donde están”, afirmó Font.
El mencionado proyecto internacional va a estar activo hasta mediados del año 2020, para el cual ya tienen comprometido dos publicaciones científicas, la primera de ellas, asociada solamente la caracterización de estas comunidades. Y por otra parte, también comenzarán a difundir la información obtenida a partir de estos análisis.