Lo mejor que le puede ocurrir a un niño es estar en casa con adultos que le brinden seguridad y protección, en especial, en momentos complejos como el que hoy vivimos a raíz de la pandemia del Coronavirus COVID-19.
Así lo comenta Lillian Pérez Loezar, especialista en Neuropsicología y Neurociencias Cognitiva de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), quien advierte que frente al COVID-19 y todo lo que ello implica, siempre es conveniente ser lo más honestos posibles, especialmente con los niños. Ello, no solo porque los menores son más perceptivos, sino también porque la mentira aleja a las personas y genera desconfianzas.
La doctora Pérez sostiene que una manera de explicar lo que es el Coronavirus a los menores de diez años, es asimilarlo al resfrío, pues es algo que la mayoría conoce, ya sea porque alguno de ellos estuvo enfermo, porque habrá visto a un compañero o a un familiar resfriado.
El «Bichito»
Agrega que lo más adecuado es referirse al Coronavirus como un “bichito” que no se ve, que entra por la nariz, por la boca o los ojos, y que cuando se va al pulmón es muy peligroso, especialmente para las personas mayores, porque no pueden defenderse de él y muchos de ellos podrían morir. Esta es una forma clara de explicarles de qué se trata lo que provoca la enfermedad, así como también decirles que es muy contagiosa y que una forma de combatirla es lavarse las manos con jabón y hacer harta espuma.
“En realidad, los niños no entienden muy bien lo que es pandemia, porque es un concepto muy abstracto. Al niño hay que explicarle a través de un cuento. Por ejemplo, en el caso de los niños lo más importantes es ser precisa, y si queda tranquilo y no sigue preguntando, es porque esa información bastó. Por eso, yo mejor asimilo las enfermedades como bichitos, porque es algo que se conoce. Entonces, decirle que es un bichito nuevo, que no existía antes y no sabemos cómo defendernos, y para eso tenemos que estar en la casa y protegernos entre todos. Importante señalarle al niño que, así como en otros han salido adelante quedándose en la casa, a nosotros nos va a pasar lo mismo, porque eso le va a dar al niño la certeza de que esto, en algún minuto, esto va a terminar”.
Actitud de los Padres es Clave
La doctora Pérez advierte también sobre la importancia de que el adulto que está con el niño presente una actitud tranquila y serena, pues los más pequeños son muy permeables a los cambios de humor de los adultos. Por lo tanto, si ven a una mamá histérica, que compra compulsivamente, que grita en casa, lo más probable es que el niño perciba que algo malo está ocurriendo y se asuste o se sienta inseguro.
“…porque si ven a una mamá que está agitada, que está nerviosa, o ve que papá está gruñendo o que los hermanos se están peleando… esa sensación de que no entiendo qué les está pasando a las personas que yo amo, que en vez de estar bien están discutiendo, eso le produce a él fragilidad. Por lo tanto, más allá de que el niño se asuste con lo que le está pasando, se asusta de lo que está viendo que le está pasando a los adultos que para él son significativos. También (le afecta) que le cambien su rutina. Ojalá no variarle ese tipo de cosas, con mayor razón si el niño presenta algún tipo de necesidad especial. Con mayor razón tenemos que ser generosos en el sentido de entender que el niño… si a nosotros nos cuesta entender la situación que estamos viviendo, con mayor razón a un niño o una persona con discapacidad”.
Otra recomendación que hace la doctora es generar (en lo posible) un espacio donde el pequeño pueda jugar, pues será muy positivo para él. Ello requiere delimitar el lugar claramente y que, a su vez, todos los miembros de la familia respeten ese rincón. Sin embargo, más allá de cómo tratar al niño durante la cuarentena, la especialista reitera que siempre, lo más importante, será que el pequeño vea y perciba a su madre y a su padre tranquilos y controlados, pues son sus referentes y necesita de su cariño y protección.