La comisión que revisa la acusación constitucional interpuesta por un grupo de diputados en contra de la Ministra de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Silvana Donoso, contó con el crudo testimonio de víctimas y sus familiares.
La primera en tomar la palabra fue Natalie Peña, prima de Viviana Montenegro, la joven que en 1998 fue violada y ultimada de 72 puñaladas por Luis Carrasco Tapia, conocido como el “Sicópata de Rodelillo” (Valparaíso). La jueza Donoso fue la única que estuvo a favor de otorgarle la libertad a Carrasco Tapia durante su reciente postulación al beneficio.
“Para nosotros fue muy impactante saber lo que había provocado esta jueza. La muerte de mi prima fue algo muy desastroso para todos nosotros y esto nos hizo revivir lo de hace 21 años atrás. Ojalá puedan hacer algo para que esta jueza no vuelva a cometer estos errores. Ella fue una de las juezas que votó para que Luis Carrasco saliera en libertad y nos dejó mal”, expresó Natalie Peña ante la comisión.
“(…) Yo no sé en qué cabeza cabe dar la libertad a una persona que ha cometido tan grave homicidio como el que él hizo a mi prima. Por favor logren que se haga justicia (…)”, pidió la prima de la víctima a los diputados presentes.
El siguiente testimonio estuvo a cargo de una joven sobreviviente que solicitó reserva de su identidad. “El día 18 de julio del año 2017 alrededor de las 12:30 de la noche, mientras me dirigía a mi domicilio en Valparaíso, fui salvajemente atacada, golpeada y manoseada por un sujeto que me intentó violar. Gracias a mi condición de deportista pude defenderme de este sujeto, que frente a ello empezó a estrangularme para que no pudiera respirar. Mi resistencia logró frustrar el ataque evitando así peores consecuencias (…)”, relató.
El atacante de la mujer fue un delincuente que logró la libertad condicional en 2016, dentro del grupo integrado también por el presunto asesino de Ámbar, Hugo Bustamante. El hombre alcanzó el beneficio pese a estar condenado a cadena perpetua por robo, incendio, hurto y robo con homicidio.
“Sigo sin entender cómo 5 jueces experimentados, todos abogados, en una comisión presidida por una ministra de la Corte de Apelaciones, razona para conceder un beneficio de libertad condicional, porque se trata de eso, de dar un beneficio a quien sí lo merece. No puedo aceptar que un grupo de jueces se limite a aplicar un reglamento. Su deber es interpretar la ley para hacer justicia, y en esa época lo abandonaron gravemente (…)”, señaló la víctima.
Finalmente, la joven cerró su exposición frente a la comisión manifestando: “gracias por su esfuerzo para que quien abandonó su deber en mi caso, no pueda volver a hacerlo (…) ¿cuántos muertos más se necesitan para que una ministra no abandone sus deberes? (…) Esa jueza lleva 4 años durmiendo tranquila mientras las víctimas llevamos, en mi caso 3 años, sin poder dormir bien, que tengo terapia psicológica. Que se haga cargo de las decisiones que tomó porque mientras ella duerme tranquila, somos muchos los que no (…). No es justo que personas inocentes estemos así y las personas responsables duerman tranquilas todos los días en sus casas”.
La última en dirigirse a la comisión fue Katerina Moreno, hermana de Jaime Sebastián Moreno, joven de 31 años que murió en 2016 a causa de un atropello concretado por un hombre en estado de ebriedad que se dio a la fuga en Quillota.
Moreno se refirió particularmente al comportamiento de la jueza cuando a ella y su familia les tocó enfrentarla con motivo de la solicitud de amparo del condenado por el asesinato de su hermano.
“A parte de sentir el dolor de perderlo a él, tuvimos que sentir el dolor de que la justicia no nos amparaba (…). Cuando por fin pudimos conseguir una pena efectiva, este hombre apeló y llegamos al tribunal en Valparaíso (…). La ministra Donoso era la presidenta de la sala. Cuando empezó la apelación y nuestro abogado estaba haciendo los alegatos, la ministra se reía, que era como inaudito que nosotros pidiéramos pena efectiva por 3 años (…). Ella hacía un gesto con su mano apurando a nuestro abogado como para que “dejara de decir tonterías”. Tuvo una actitud muy mala. Ella fue la única en esa sala, de los tres ministros que había, que votó en contra porque era su derecho estar en libertad ya que no era un peligro para la sociedad, no queriendo hacer valer la reincidencia de este hombre (…). Para los jueces, mi hermano, Ámbar y todos los que han fallecido, son netamente un número, pero en realidad somos personas (…)”, relató.