Conaf y PUC de Valparaíso firman convenio para educación en prevención de incendios forestales

Un innovador proyecto orientado a la comunidad escolar de todos los niveles educativos, desarrollarán la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y el Centro de Investigación en Didáctica de las Ciencias (CIDSTEM) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), destinado a apoyar fuertemente la educación ambiental como herramienta para proteger nuestros ecosistemas, sus bosques, montañas y cuencas hidrográficas, impulsando especialmente la prevención de incendios forestales.

El convenio entre ambas instituciones viene a reforzar el trabajo que viene efectuando Conaf, a través de su Departamento de Prevención de Incendios Forestales, en la línea de educación ambiental, donde desde hace años se trabaja con profesores de educación básica, en coordinación con el Ministerio de Educación, capacitándolos en técnicas y conocimientos para que integren esta línea formación en las diferentes materias que imparten a sus alumnas y alumnos. Esta labor se orienta especialmente a educadores de las escuelas y colegios de zonas rurales y de interfaz, donde el riesgo de ocurrencia y propagación de estos siniestros es mayor.

Para el director ejecutivo de Conaf, Rodrigo Munita, son estas alianzas “las que nos permiten seguir ampliando la cobertura de la prevención de incendios forestales, especialmente hacia nuestros niñas y niños, a través de los planes de educación ambiental, integrando a una mayor cantidad de profesores, con la entrega de materiales didácticos para impartir conocimientos, porque es necesario que las niñas y niños sean los principales promotores de los cambios conductuales que debemos tener en prevención, porque el fin último es la protección de nuestros recursos naturales, ante un flagelo como los incendios forestales”.

Así también lo resaltó Corina González, en representación de CIDSTEM, manifestando que “estamos enfrentando un escenario de emergencia planetaria que requiere hoy más que nunca de un trabajo colaborativo e interdisciplinario para abordarlo. Bajo ese contexto, nuestra alianza con Conaf nos permite generar este tipo de espacio, donde convergen el conocimiento específico y contextualizado al territorio nacional sobre los incendios forestales, con el conocimiento didáctico, necesario para apoyar la prevención a través de la educación ambiental”.

En lo esencial, esta alianza busca colaborar en el desarrollo, elaboración y ejecución de programas de trabajo para potenciar, relevar e incluir contenidos relacionados con la prevención de incendios forestales y educación ambiental en los distintos instrumentos, correspondientes a los niveles de Educación Parvularia y Educación Básica. También fomentar, incentivar y difundir los contenidos desarrollados y plasmados en las distintas herramientas educativas que se elaboren para estos fines.

Además, uno de los ejes centrales en este trabajo colaborativo es el desarrollo profesional docente para el abordaje crítico de las problemáticas socioambientales asociadas a los incendios forestales y el análisis de las variables antrópicas (humanas) involucradas, recordando que en Chile el 99% de estas emergencias tienen su origen en la acción de las personas, tanto en forma involuntaria como premeditada, y cómo también influye actualmente el cambio climático en la ocurrencia y propagación de los incendios forestales en el país.

Por todo lo anterior, este convenio permitirá a las dos instituciones compartir y potenciar experiencias y conocimientos en la elaboración, ejecución y difusión de proyectos, y actividades relacionadas con la prevención de incendios forestales, fomentando y coordinando la integración de investigadores y profesionales para la realización de estudios avanzados, la innovación, la transferencia e intercambio de experiencias en el área didáctica de las ciencias y educación.

En Chile, cada año se presentan entre 6.000 a 7.000 incendios forestales, que se inician cuando las condiciones ambientales, tales como la carencia de lluvias, la mayor temperatura del aire y los flujos de viento sur (condiciones que se dan desde la primavera de un año hasta el otoño del siguiente) favorecen la ignición de la vegetación combustible a causa de una fuente de calor, aportada por el ser humano, ya que el origen de estos siniestros se atribuye a la directa acción humana en su mayoría, por descuidos o negligencias.

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