Salvan de morir a cuatro polluelos de lechuzas blancas encontrados lejos de sus nidos en Quillota e Hijuelas

El Parque Nacional La Campana reúne las condiciones de hábitat natural para diferentes especies de avifauna, y resulta habitual que ejemplares rescatados desde diferentes puntos de la Región de Valparaíso, tras recibir atención médico veterinaria, sean reubicados en esta área  protegida. 

Este es el caso de cuatro lechuzas blancas o de campanario que fueron liberadas recientemente en el sector Palmas de Ocoa del entorno silvestre, en la comuna de Hijuelas, luego de recibir observación y cuidados en el centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Ñamku, en Concón. 

“Vecinos encontraron a dos polluelos en Quillota y dos en Hijuelas, en zonas semiurbanas, lejos de sus nidos y progenitores, bajo riesgo antrópico (cerca de obras de construcción). Afortunadamente, al observar esta situación, dieron aviso a personal del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), que los trasladó hasta las dependencias de la Fundación Ñamku, donde recibieron alimentación y pruebas de caza para volver a su hábitat”, explicó el director regional de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Sandro Bruzzone. 

Agregó que “culminado este proceso, las cuatro aves fueron reintegradas exitosamente a su ambiente natural, en etapa juvenil de desarrollo, por guardaparques de Conaf y funcionarios del SAG”. 

Por su parte, la jefa regional de la Sección de Conservación de la Diversidad Biológica de la institución forestal, Javiera Meza, llamó a la comunidad a proteger a las lechuzas blancas, ya que cumplen un importante rol ecosistémico. 

“Habitualmente, en las áreas de campo, las lechuzas se reproducen en galpones o altillos de casas, y es bueno dejar que terminen este ciclo, ya que aportan al control de roedores en las áreas de cultivo y cosecha. Y de no poder sostenerlas en estos espacios, las personas deberían construir casas anideras, dado los beneficios que entrega esta especie”, afirmó. 

Sobre las cuatro aves rescatadas en Quillota e Hijuelas, Meza expresó que “se tomó la determinación de llevarlas a un área de resguardo, sin amenazas antrópicas, porque no estaban con sus padres y debían aprender a cazar de manera independiente y en un lugar tranquilo”. 

En tanto, el guardaparques y jefe del sector Palmas de Ocoa, Iván Wagman, detalló que “la lechuza blanca (Tyto alba) se distribuye en gran parte del mundo. En Chile, desde el Norte Chico hasta el Cabo de Hornos. Su característica principal es su cara aplanada, de color blanquecino, en forma de corazón. Se alimenta de anfibios y roedores, principalmente el colilargo (Oligoryzomys longicaudatus), portador del virus Hanta”.  

Añadió que “aunque muchos creen que su particularidad principal de caza es su visión nocturna, no es así, sino que su sistema auditivo prevalece por dos oídos con una estructura independiente, lo que le permite aunar información captada por ambos lados y determinar dónde ubicar y atacar a sus presas certeramente”. 

Este año, junto a las cuatro lechuzas blancas, funcionarios de Conaf y el SAG liberaron a dos ejemplares de yaca  (Thylamys elegans) en el sector Palmas de Ocoa. Se trata de uno de los cuatro marsupiales chilenos, entre los que se encuentran también la comadrejita de vientre blanco (Thylamys pallidior), el monito del monte (Dromiciops gliroides) y la comadrejita trompuda (Rhyncholestes raphanurus). 

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