En medio de abrazos, lágrimas y anécdotas, los funcionarios y funcionarias del Municipio Abierto de Quilpué, despidieron a seis de sus trabajadores que se acogieron a retiro voluntario. Un homenaje que los tomó por sorpresa, ya que los últimos años este tipo de actividades no podían realizarse producto de la pandemia. Así lo indicó Nora Manzo, quien entregó 42 años de servicio.
“Me voy feliz. No me imaginé que nos iban a despedir de esta manera porque los anteriores lo hicieron muy tristes por la soledad en que se fueron por la pandemia y también porque no se podían hacer actividades. Me voy realmente feliz.”
En esta oportunidad, aprovechando el amplio espacio del hall del nuevo edificio municipal, sus compañeros y compañeras de labores quisieron acompañarlos en este último día de trabajo.
Una instancia llena de emociones y anécdotas. Ricardo Jeldes por ejemplo, estuvo 45 años en el municipio donde ocupó diversos cargos e incluso, en algún momento, aspiró a convertirse en alcalde de la comuna.
“Estuve en todos los cargos en la municipalidad, postulé a la alcaldía una vez y con un bullado y espectacular video se perdió, y me faltó eso, pero me voy feliz de haber colaborado con la ciudad. He pasado las mil y una, pero con la frente en alto y la verdad, es que solo palabras de agradecimiento.”
Sin duda, en lo que todos coinciden, es en lo significativo que fue servir a la comunidad.
“Mi mensaje es ese, que este es un trabajo de vocación, aquí venimos a servir a la comunidad independiente de colores políticos, religiosos, estados de ánimo y si no tiene esa vocación no va a pasar buenos momentos, entonces lo principal, es la vocación, estar dispuesto a ayudar al prójimo”, expresó Juan Cádiz, quien cumplió 47 años como funcionario.
Jorge Cerda dedicó literalmente toda su vida a la comuna. Llegó al municipio cuando tenía solo 17 años y ahora sale por sus puertas, tras 52 años trabajados.
“Entré joven, a los 17 años. Alcancé a trabajar cuatro meses en la municipalidad, después me fui a Arica a hacer mi servicio militar y regresé al trabajo y acá estoy. (¿se arrepiente?) No, porque todo lo que sé, lo aprendí acá con buenos jefes que me dieron la oportunidad de ascender y me siento satisfecho de todo lo que me ha dado la municipalidad.”
A lo largo de 40 años, Juan José López ocupó varios cargos dentro de la municipalidad, experiencia que incluso lo inspiró para comenzar a escribir sobre Quilpué y su historia.
“El hecho de haber estado 40 años me sirvió para expresarme, para escribir. He escrito tres libros sobre Quilpué, el primero sobre la municipalidad cuando cumplió 100 años, posteriormente cuando Quilpué recibió el título de ciudad y el último cuando Quilpué se transformó en la capital de la provincia de Marga Marga. Tuve la suerte de ser funcionario municipal. Es una bendición, porque nos permite ayudar a la comunidad donde uno vive y mejorar la calidad de vida de los vecinos, es un premio que nos da la vida.”
Héctor Pastene trabajó 30 años, pero se siente lleno de energía para seguir haciendo cosas.
“Uno no puede pensar en irse a descansar, porque descansar es irse a acostar, así que si quiere seguir uno bien, hay que moverse”, indicó.
La alcaldesa de Quilpué, Valeria Melipillan, señaló que “es un día muy emocionante. Teníamos diez meses compartiendo con los funcionarios y funcionarias de este Municipio Abierto y hemos podido conocer sus historias, compartir sus anécdotas, anhelos que tienen por nuestra ciudad y también pudimos conocer su experiencia de vida. Trabajaron muchos años. Don Jorge por ejemplo, dedicado 52 años al trabajo municipal y cada uno de ellos ha entregado un trozo de historia a esta municipalidad. Con mucho sacrificio, con mucho esfuerzo, dejando a sus familias muchas veces por el trabajo. Estamos muy agradecidos por lo que significa el aporte que ellos han realizado a esta ciudad y queremos destacar y visibilizar que como Municipio Abierto, esta fue su casa y continuará siéndolo de aquí en adelante.”