“Para nosotros es de mucha alegría cualquier logro que beneficie a nuestros niños y niñas que se merecen lo mejor. Esto es el trabajo de la comunidad, a través de sus ideas, y una encuesta que determinó qué los representaba”.
Las palabras de la directora del establecimiento Eleuterio Ramírez, María Loreto Iturrieta, Escuela dependiente de SLEP Valparaíso, describen lo que es el sentir de la comunidad ante un proyecto que, durante las últimas semanas, tiñó de colorido y emoción su cancha deportiva.
Y es más que una pintura sobre cemento, lo realizado por la galería de arte urbano Metro21, gracias a un proyecto financiado por el Ministerio de Educación, apuntó a representar los anhelos y esperanzas de un recinto que convive con la vulnerabilidad en una de las zonas altas de Valparaíso y que fue golpeada duramente por un voraz incendio, a fines del año 2019.
La agrupación artística plasmó allí una arista fundamental en la vida de la mayoría de las 60 familias que son parte del establecimiento: el agua.
“Aquí hay un sentir común, el agua, no solamente por el cambio climático, sino porque en este territorio es fundamental. Nosotros tenemos una población que históricamente es una toma de más de 50 años “Las Torres”, ellos no conocen lo que es abrir una llave de agua en su casa, ellos la ven en bidones porque los camiones aljibe le reparten dos veces a la semana. El respeto, cuidarla y ocupar el agua responsablemente, es un sello para nosotros”, explica Iturrieta.
Solidarios
Pese a que el diseño fue forjado por el artista Fernando Garrido, conocido como “Des”, y los trabajos por el equipo de METRO21, los niños también tuvieron la oportunidad de intervenir con brocha y aprender de los expertos.
“La intención de pintar la cancha, es que los niños se vuelvan a conocer después de la pandemia, a ser solidarios. Ellos pintaron los negros, verdes y un mural. Compartir con la comunidad fue nuestra parte favorita del proyecto. No es llegar y pintar, uno conoce a la gente del lugar y trabajamos con ellos”, comenta Javier Guzmán, director de logística del proyecto.
“Veníamos muy dispuestos a ver qué nos contaban, pero cuando nos contaron el trasfondo de la escuela y la realidad de la toma, fue una sorpresa, pero encontramos que era un muy buen elemento”, acotó.
Aleira Castro, jefa de la Unidad Técnico-Pedagógica de la Escuela resume todo en que “el proyecto viene a llenar de colores la escuelita que durante mucho tiempo estuvo bien gris y eso a nosotros nos energiza un montón para salir adelante. Veo que la comunidad está expectante a lo que se está haciendo y eso nos desafía a buscar la manera de sorprender a las personas y fortalecer nuestro proyecto educativo”.
“Vemos que, a través de la consecución de estos proyectos, y con la autogestión, colaborar en la mayoría de las áreas de infraestructura. Fuimos la única escuela de la zona que nos adjudicamos este proyecto”, relató con orgullo la directora.