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Interés repentino por la cocina, uso frecuente de la pesa, ir al baño inmediatamente después de comer, cepillado de dientes muy frecuente (más allá de lo normal) y la utilización de ropa más holgada, son solo algunas de las señales que podrían advertir que un adolescente está desarrollando trastorno de la conducta alimentaria.
Se trata de una afección de salud mental que se traduce en anomalías graves en el comportamiento de la ingesta nutricional.
Loredana Durán Montero, nutricionista especializada en Psiconutrición y coaching nutricional de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Playa Ancha, (UPLA), comenta que se trata de un trastorno de causa multifactorial que se presenta, en la mayoría de los casos, en la adolescencia o preadolescencia. Ello, porque durante esta etapa la personalidad, autoestima y rol social están en pleno desarrollo y, por lo tanto, las personas son más vulnerables ante un entorno social en el que la presión por la imagen es muy alta. Esto también lo vemos -dice la especialista- en redes sociales, donde está disponible una amplia información sobre calorías, tipo de restricciones alimentarias y fórmulas para disimular el bajo peso, entre otros.
“Claramente, al conocer la información, se van restringiendo y se van adoptando ciertas conductas, como por ejemplo, empiezan a cocinar y a la hora de servir los alimentos dicen ‘sírvanse ustedes, porque yo ya comí’, lo otro también es la ropa holgada. Utilizan una talla más o dos tallas más y colores poco llamativos… de esa forma van disimulando los cambios que se van vivenciando; a solicitud de tener una balanza en casa…, pero es un gatillante a la hora de ver un número y obsesionarse… y querer bajar ese número”, dice Loredana Durán, quien agrega que en la actualidad la tecnología permite monitorear el acceso a cierto tipo de páginas que fomentan este tipo de trastornos, lo que se puede realizar a través del celular o el correo electrónico.
Sin embargo, lo más preocupante para la especialista es la violencia que se ha visto tras el retorno a la presencialidad, que también se traduce en menoscabo hacia las personas. En tal caso, este tipo de situaciones afecta más fuertemente a quienes tienen tendencia al perfeccionismo, ya que son muy autoexigentes, en algunos casos presentan rasgos obsesivos y tienen un mal concepto de su imagen personal.
Terapia Multidisciplinaria
Loredana Durán comenta que el tratamiento para el Trastorno de Conducta Alimentaria requiere un abordaje que comprende varios aspectos, pues es de carácter multidisciplinario, con un diagnóstico médico y acompañamiento de fármacos (si se requiere), una intervención nutricional a través de educación alimentaria, un tratamiento de psicoterapia y tener en consideración comorbilidades asociadas.
“Lo que viene ahora es médico, principalmente, que pueda diagnosticar, derivar y se hace en base a un trabajo multidisciplinario, porque los Trastornos de la Conducta Alimentaria son multifactoriales…y, al momento de intervenir, mi especialidad es la psiconutrición, y desde ahí trabajamo una alimentación más consciente con estas personas…donde se interviene a la familia, porque son los principales acompañantes. Es un trabajo que lleva mucho tiempo y que, desde los profesionales necesitamos desarrollar empatía, paciencia y flexibilidad”, concluye la nutricionista.
