Una comitiva de la Dirección General de Aduanas (DGA) Argentina, dependiente de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), llegó hasta el Puerto Terrestre de Los Andes (PTLA) para conocer en detalle cómo funciona el modelo de gestión del único puerto de este tipo que existe en Chile.
Fueron recibidos en las oficinas de la Administración de Aduanas de Los Andes, donde a través de una detallada reunión se les explicó la operación del PTLA, las medidas de seguridad y se revisaron los procesos de fiscalización que se realizan en estas instalaciones que son concesionadas.
Esto fue complementado con una visita a los andenes de aforo del puerto, donde pudieron ver en directo cómo opera todo el sistema de fiscalización y los diversos actores que intervienen.
También se revisaron diversos aspectos para seguir avanzando en la digitalización de los procesos que forman parte de la gestión coordinada de fronteras.
Otro de los temas relevantes que se trataron fue la importancia que tiene el intercambio de información y el trabajo de inteligencia entre ambas Aduanas para controlar con mayor eficiencia los flujos del comercio exterior y hacer frente a las diversas amenazas del comercio transnacional, como el crimen organizado. La visita de trabajo concluyó en el paso fronterizo Los Libertadores.
La delegación argentina estuvo encabezada por Marcelo Kiener, de la AFIP-DGA trasandina, e integrado por funcionarios de la Dirección Regional Aduanera Central, Aduana de Mendoza y la Dirección de Infraestructura. Por parte de la Aduana chilena fueron recibidos por el jefe del Departamento de Operaciones, Cristian Merino, la jefa del Departamento de Asuntos Internacionales, Andrea Ortiz, y el jefe de Fiscalización de la Administración de Los Andes, Mariano Gómez.
“Este puerto es un punto estratégico para el comercio exterior, y nuestra revisión se centró en identificar oportunidades para optimizar las operaciones logísticas y aduaneras. Nos enfocamos en el objetivo estratégico del Servicio Nacional de Aduanas de facilitar y agilizar el comercio exterior mediante la mejora continua de procesos. Esta mejora no solo implica la reducción de tiempos de espera y costos para los importadores y exportadores, sino también la implementación de tecnologías avanzadas para el seguimiento y control de las mercancías”, destacó Merino.