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Tras el anunciado cierre de la tradicional Bodega Bacigalupo ubicada en Av. Pedro Montt esquina Rawson, este viernes 30 de octubre baja sus cortinas, después de más de 90 años atendiendo a porteños y turistas que bajo el aroma de las especies y frutos secos se empaparon de la tradición italiana.
El alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, llegó hasta el emporio para despedirse y homenajear tanto a sus tres dueños, como a los más de 15 trabajadores del entrañable almacén porteño, donde destaca Luis Alberto Vilches, con más de 50 años en la empresa, quien se mostró muy emocionado con esta despedida, pues según sus palabras “nunca es fácil decir a dios, menos después de tantos años desempeñándome en el lugar”.
“Hemos querido venir a despedir como se merece a este centenario establecimiento, que en 2006 fue declarado “Memoria Viva” por la Municipalidad de Valparaíso, haciendo un reconocimiento por formar parte de la memoria colectiva de los porteños y del patrimonio intangible reconocido por la UNESCO. Hoy es hora de decir hasta pronto a Roselba Bacigalupo, Ezio Bacigalupo y Sergio Gandolfo, quienes siguieron el ejemplo de su padre y mantuvieron vivo este lugar, pese a los embates de la modernización pudieron salvaguardar su empresa en la ciudad a lo largo de los años, pasando a formar parte de la memoria colectiva de Valparaíso”, sostuvo el alcalde Jorge Castro.
Triste, pero orgullosa de la labor realizada se mostró Roselba Bacigalupo, en estos casi cien años de atención, donde explica que más que cerrar por problemas económicos, esta clausura tiene relación el cansancio. “Ya cumplimos nuestro ciclo de atender acá, ahora debemos ir a descansar. Lo siento por la clientela, pues si estamos acá es gracias a ellos, yo nunca pensé en la demostración de cariño que nos han dado, ha venido gente de Santiago, del norte, del sur, eso aprieta el corazón, sostuvo la propietaria del emporio.
Además informó que en noviembre el local seguir atendiendo con las cortinas abajo, sólo a la gente que por años ha comprado al por mayor con factura y de esta forma ir desocupando las tradicionales estanterías.
Marta Guerrero del barrio Puerto, fue clienta por años del almacén, según relató “a mis 83 años recuerdo haber venido muy pequeña a comprar junto a mi mamá, por lo que es una enorme pena que este negocio cierre, uno estaba acostumbrada a pasar por acá y comprar, veníamos siempre para navidad, para hacer los pan de pascua, aquí uno siempre encontraba de todo”.
Bodega Pedro Montt Bacigalupo y Cia.
La Bodega Pedro Montt fue fundada en 1923 por la sociedad Bacigalupo, Merlino y Oliva. Desde sus inicios permaneció emplazado en pleno Barrio Almendral, en Av. Pedro Montt esquina Rawson, a un costado del Terminal de Buses, frente al Congreso Nacional y Plaza O’Higgins.
Caracterizado por sus tres grandes mesones y sus estanterías atiborradas de productos de todos los tipos, los vendedores siempre con su delantal atendían a cada uno de sus clientes, guardando la compra en papel de envolver.
Pese a la modernización del comercio, esta empresa supo resistir todos los embates, incluyendo la aparición de los supermercados.
En 1968 ocurre un incendio en la bodega, con lo cual pierden el primer piso y casi toda la mercadería, pero logran sobreponerse y sólo cierran por 3 días.
La trayectoria de la bodega se debe a que se ha convertido en un negocio familiar, donde actualmente lo administran los hermanos Ezio y Rosalba Bacigalupo, quienes lo heredaron de su padre. En festividades como navidad y Fiestas Patrias, toda la familia ayuda en el negocio.
