El descubrimiento es el resultado del trabajo de científicos del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines CATA y de la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC). En el paper se analizaron los datos del disco protoplanetario HD163296, ubicado a un poco más de 300 años luz de la Tierra, los que fueron obtenidos por el radiotelescopio ALMA (Atacama Large Millimeter-Submillimeter Array), ubicado en la región de Antofagasta, Chile.
Los discos protoplanetarios son “inmensas nubes de material (gas y polvo) que giran alrededor de las estrellas jóvenes y es en ellos donde se originan los planetas que las orbitan. Estos dos posibles mundos, encontrados en el Disco HD 163269, le entregan una nueva personalidad a esta zona del cosmos, ya que junto a otro par de planetas, que se encuentran en el borde externo del disco, forman un Sistema donde todas las órbitas se encuentran perfectamente sincronizadas. Este “bello acorde” proviene del efecto que produce el disco sobre el movimiento de los planetas y nos muestra la forma en que los planetas migran hacia su estrella madre”, explica Cristobal Petrovich, astrónomo del Instituto de Astrofísica UC e investigador del Centro de Astrofísica CATA.
“En términos generales, este trabajo nos cuenta cómo los sistemas planetarios van acomodando sus órbitas durante su gestación”, agrega el también Ph.D de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) e investigador del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS).
Una medialuna de polvo cósmico
Para llevar a cabo este desarrollo científico, el equipo se enfocó primero en el análisis computacional para detectar a los posibles planetas y posteriormente estudiaron los resultados comparándolos con las observaciones del disco protoplanetario de ALMA, con la suma de ambos pudieron explicar la presencia de una medialuna de polvo que se observaba en las imágenes captadas.
Tras estos resultados, los astrónomos investigarán otros trazadores para confirmar la presencia de estos planetas. «La buena noticia es que gracias a esta investigación ahora sabemos exactamente dónde y cómo buscarlos”, así lo confirma Juan Garrido-Deutelmoser, estudiante del magíster en astronomía de la Universidad Católica y primer autor de la investigación.
El equipo científico estuvo conformado por Juan Garrido-Deutelmoser, los académicos PUC-CATA Viviana Guzmán y Cristobal Petrovich. A ellos se sumaron, Carolina Charalambous de la Universidad de Namur, y Ke Zhang de la Universidad de Wisconsin-Madison. Tanto Guzmán como Zhang fueron responsables de la interpretación de las observaciones del telescopio ALMA.
Los resultados aparecieron en la última edición de la revista “The Astrophysical Journal Letters” en el artículo denominado “A gap-sharing planet pair shaping the crescent in HD 163296: a disk sculpted by a resonant chain” (“Un par de planetas que comparten surcos dando forma a la media luna en HD 163296: un disco esculpido por una cadena resonante”). Para ver el artículo original revisa el siguiente enlace: https://iopscience.iop.org/article/10.3847/2041-8213/acbea8