Nacido como una estrategia transitoria del Ministerio de Salud para reforzar la capacidad de respuesta de los equipos de salud mental en una situación de emergencia, el Centro Comunitario de Salud Mental COSAM Móvil concluyó con éxito sus intervenciones en los barrios afectados por el mega incendio de Viña del Mar.
Compuesto por dos equipos interdisciplinarios con capacidad de despliegue territorial, este dispositivo se coordinó con diferentes actores comunitarios y municipales de salud y educación, para lograr tres objetivos: brindar atenciones a personas con sintomatología compleja de salud mental, aumentar las atenciones, intervenciones, seguimiento y acompañamiento de los usuarios con descompensación emocional asociada a este desastre y prevenir estos episodios a través de intervenciones comunitarias en los terrenos afectados.
¿Cómo lo hicieron? Además de un plan de cuidado integral que incluyó primeros auxilios psicológicos e intervenciones en crisis, atenciones en domicilio y en box hospitalario a usuarios y sus familias, sumaron intervenciones orientadas a la salud mental comunitaria.
Construyendo salud mental entre todos
Katherine Ibarra, quien se desempeñó como coordinadora del equipo COSAN Móvil, señaló que “las actividades grupales las dividimos en dos áreas principalmente, una dirigida a población específica, que eran grupos más bien cerrados, con un enfoque más psicoterapéutico. Y eso fue el taller de cuidadores de pacientes con patología psiquiátrica. También el taller de adicciones y salud mental. Y el taller de manejo de emociones en situaciones de crisis, que estaba dirigido a los profesionales de salud, de APS, equipos docentes y dirigentes vecinales”.
Paralelamente se desarrollaron talleres abiertos a la comunidad en general. De esta manera, vecinos y vecinas se sumaron a talleres de yoga, baile, juegos de mesa, masoterapia, musicoterapia, arteterapia y expresión corporal. El Dr. Humberto Pizarro, Jefe de Salud Mental del Hospital Dr. Gustavo Fricke explica que “en un hospital como el nuestro, que es el de mayor complejidad de la región, históricamente el trabajo y los recursos humanos han permitido llevar a cabo, más que nada, el enfoque biomédico. Mayores recursos humanos y con una orientación más comunitaria, nos dieron la oportunidad de salir a donde estaban las personas afectadas en El Olivar, en Miraflores, en Achupallas y llevar a cabo una serie de intervenciones”.
Y se incorporó a escuelas, liceos y jardines infantiles en talleres de huerto, deporte y manejo de emociones. Como explica Katherine Ibarra, “los niños, niñas tienen muchas dificultades para poner en palabras las emociones y eso en un contexto de siniestro o de catástrofe se agudiza aún más. Y todo sale de una forma poco sana, a través de la agresividad, a través del golpe, de empujar, de no querer entrar a sala de clase, tuvimos una oferta de talleres también para ellos, donde trabajamos disciplina, trabajo en equipo”.
La profesional resaltó que como seres sociales, la salud mental se nutre de la interacción con otros. “En un contexto de siniestro, de catástrofe y un mega incendio como fue ahora en este caso, finalmente la reconstrucción del tejido social es el que se ve principalmente afectado. El no ver nada a tu alrededor ya genera una situación de crisis para todo, porque se vive a nivel individual, a nivel de grupo y a nivel de comunidad, o sea, se vive en todos los niveles. Pero esto de finalmente volver a reconstruir el tejido social tiene que hacerlo en conjunto, tiene que ser así como pequeñas arañitas que van tejiendo de nuevo todo”, resaltó.
Experiencias de sanación y crecimiento vecinal
En esa línea, tanto los monitores como los participantes de los talleres vieron enriquecidas sus experiencias. Así fue para Velia Figueroa, terapeuta ocupacional, quien estuvo a cargo del Taller de jardinería comunitaria en Achupallas, gravemente afectado por los incendios: “Ha sido un proceso súper gratificante poder construir comunidad con las personas después de esta tragedia. Y ha sido maravilloso, desde nuestras áreas profesionales, ligarlo a lo comunitario y ver cómo la comunidad se agrupa y se junta para poder contribuir ellos mismos también en el beneficio de su salud mental”.
Cinthia Maturana, de la Junta de Vecinos Florecer de Los Almendros, compartió que “me interesó ya que es de las plantitas y más que nada es para uno aprender la autoestima de uno y ayudar también a la comunidad acá en la plaza”. Por su parte, para Rosemary Muñoz, también de Achupallas, “por lo malo que está la salud mental en el país, yo encuentro que esto ha sido como una ayuda que nos han dado. El tener estas clases que han sido muy, muy, muy buenas. Me reconforta y el estar en contacto con la tierra para mí es maravilloso”.
Asimismo, los talleres para cuidadores de pacientes de salud mental también han contribuido a cubrir un aspecto no abordado. Erika Sarmiento, que cuida a su hijo, cuenta que “cuando llegué yo al taller, llegué pero casi en negro, total, porque no sabía nada, lo único que tenía eran dudas, era mucho miedo, no sabía cómo enfrentar ciertas situaciones, Entonces pude aprender muy bien en el taller, primero conocer la enfermedad de mi hijo, cómo enfrentarla, cómo contenerlo”, afirmó.