“Hay que poner una voz de alerta, ya no nos quedan cupos”. Con estas palabras, Luiggi Ferroni, gerente general del Centro de Diálisis CEMED de Valparaíso, expone la difícil situación que viven los centros de diálisis en la V Región como resultado de la crisis de sostenibilidad que sufren hace más de dos años.
Según la última licitación, en la región existen 2.367 cupos de los cuales 2.232 se encuentran utilizados quedando disponible para la región 135 cupos. Si el análisis se hace por zonas, la situación es más crítica. Por ejemplo, en la comuna de Valparaíso quedan solamente 3 cupos disponibles, en Quillota 12 cupos, en Viña del Mar 15 cupos, y en Concón 10 cupos.
Según comenta Ferroni, los efectos de la pandemia, la inflación y la falta de un reajuste adecuado en el arancel por parte de Fonasa desde 2021, sumado a las consecuencias de una licitación centrada en criterios economicistas, dejaron a los centros de diálisis (que atienden al 90% de los pacientes a lo largo de Chile) en condiciones críticas de sostenibilidad, más agudizada aún en regiones y zonas rurales. “Estamos a pocos meses de que se acaben los cupos en la región”, indica Ferroni, precisando que la comuna de Valparaíso es la más crítica y coparía su capacidad en pocas semanas.
“Incluso, algunos prestadores -que están sobreviviendo con sobreendeudamiento y postergación de pago a proveedores- ya nos han notificado que no saben si resistirán este año, dejando en total incertidumbre a pacientes y profesionales de la salud”, agrega Paola Olguín, vocera de la Alianza Diálisis es Vida que reúne a pacientes, enfermeras/os, médicos y prestadores.
Según afirmó Fonasa durante la discusión de la Ley de Presupuestos 2024, cada año la cantidad de pacientes que requieren diálisis crece un 5%, considerando que a la fecha dicha cifra alcanza los 25 mil pacientes en todo el país. Esto se ve acrecentado en la región de Valparaíso sobre todo por el desequilibrio de capacidad entre las comunas, situación que podría empeorar si algún centro cierra o la cantidad de ingreso de nuevos pacientes aumenta.
“Debido a la crisis de sostenibilidad, la apertura de nuevos turnos e incluso la capacidad de impulsar y emprender en nuevos centros se ha estancado y los hospitales públicos no dan abasto para recibir a los nuevos pacientes. En los últimos dos años no ha habido un proyecto privado en carpeta porque no están dadas las condiciones, es por eso que la crisis que venimos alertando no es solo de sostenibilidad, sino que es una crisis de crecimiento de la diálisis a nivel local”, agrega Ferroni.
Desde los centros de diálisis indican que Fonasa está al tanto de la situación, ya que hace unos meses el ente público solicitó a los establecimientos abrir nuevos cupos o viabilizar un cuarto turno nocturno para el ingreso de nuevos pacientes. Sin embargo, desde los centros aseguran que las condiciones financieras no permiten abrir nuevos cupos. “Esto significa que las personas deben ser trasladadas a comunas más lejanas, con todas las consecuencias que eso implica. Es decir, se está privando a la ciudadanía de tener una diálisis cercana a su domicilio, que es uno de los factores más relevantes para los pacientes”, agrega Luiggi Ferroni.
Paola Salas, presidenta de la Asociación de Dializados y Trasplantados de la V Región (Asodiv), se dializa desde 1991. Asegura que el cambio de un paciente de un centro de diálisis a otro en caso de que su establecimiento cierre, genera un impacto físico y emocional muy fuerte, incluso a nivel familiar.
“El hecho de que un centro cierre y se trasladen los pacientes a otro centro, no sólo implica -como dicen las autoridades- que ‘no se va a morir porque tiene diálisis en otro lado’. Es un impacto en la vida de los pacientes. Nosotros estamos acostumbrados al personal que nos atiende, tenemos un horario donde la familia también está involucrada porque nos tienen que acompañar, trasladar y cuidar al regresar a casa. Cabe señalar que el tratamiento de hemodiálisis es tres veces a la semana por cuatro horas cada vez”, indica Paola Salas.
Asimismo, recalca que en la V Región no existen los cupos suficientes para recibir a los 100 pacientes aproximados que se dializan en cada recinto, ni tampoco a los nuevos que ingresan. En ese sentido, su principal miedo es que no haya tratamiento para todos. “En caso de que algún centro cierre, no existe la capacidad o los cupos suficientes para que estos pacientes no queden sin diálisis. Yo me dializo desde el año 1991 y en esa época la diálisis no era para todos como ahora, yo vi muchos compañeros míos de más de 60 años que se morían porque no había diálisis para todos. Si esta crisis sigue, volveremos al pasado donde los médicos tenían que elegir quién se dializaba y quién no, quién vivía y quién moría”.
Para intentar subsanar la crisis de sostenibilidad, la Alianza Diálisis es Vida entregó una carta en La Moneda dirigida al Presidente Gabriel Boric con más de 8.500 firmas de respaldo, solicitando un reajuste al arancel de la prestación de un 15% en la Ley de Presupuesto 2024.
“Como organización seguimos atentamente la tramitación de la Ley de Presupuesto y valoramos el aumento que se otorgó a la prestación de hemodiálisis y peritoneodiálisis. Sin embargo, no hemos podido conocer ni se ha transparentado el porcentaje que Fonasa destinará específicamente al reajuste del arancel de la prestación, lo que nos tiene sin margen de acción ni posibilidad de proyectar la continuidad de atención para el próximo año”, detalla la vocera de la Alianza Diálisis es Vida, Paola Olguín.
En esta línea, la presidenta de Asodiv, Paola Salas, añade que “para Fonasa Santiago es Chile. En las regiones no podemos lograr nada con las autoridades locales ya que en Santiago se toman las decisiones. Sin embargo, no saben todo lo que hay detrás de un paciente en diálisis, sobre todo en regiones y zonas rurales. Creen que por el hecho de tener cobertura ya estamos pagados y a veces nos enrostran el hecho de que cuesta muy caro mantener a un paciente en diálisis, pero somos personas y también merecemos vivir”.