El Consejero Regional, Marcos Tricallotis (Republicano), cuestionó la posición que ha tomado el Gobernador Regional Rodrigo Mundaca, frente al proyecto de Planta de Desalinizadora que la empresa Aguas Pacífico está ejecutando en Puchuncaví, tras haber obtenido la resolución de calificación ambiental. De ser un férreo defensor del acceso al agua, ahora se está negando a una iniciativa que podría ser la solución al conflicto.
El Core, agregó que más allá de tratarse de un nuevo round político entre la máxima autoridad regional y el Gobierno Central, existiría otro tema más de fondo, que se inclina más hacia una visión ideológica y de interés personal.
«Oponerse a la construcción es tratar de negarle el agua, pese a que ese fue su lema de campaña, a la población de la Región de Valparaíso. La lógica que busca el Gobernador es mantener el conflicto con el agua, porque cuando este conflicto desaparezca, inmediatamente se le acaba el motivo de lucha. Si aparecen dos, tres o cuatro proyectos de plantas desalinizadoras, él se va a oponer siempre, porque al Gobernador Mundaca no le interesa el medioambiente, lo que le interesa es poder perpetuar el conflicto del agua», sentenció el consejero Tricallotis.
El consejero regional recordó incluso que existen estudios de Universidades locales que indican que el impacto de la salmuera es bajo y que los beneficios de este tipo de Plantas Desaladoras, son mucho mayores que los eventuales costos negativos.
«Yo no creo que exista un impacto ambiental con este proyecto porque no libera sustancias tóxicas o peligrosas, como lo que sí existe actualmente con las industrias contaminantes en la bahía de Ventanas, Quintero y Puchuncaví. Aquí estamos hablando de tecnología limpia que va en directo beneficio para enfrentar la crisis hídrica que afecta a la región. Lo que está haciendo el Gobernador Mundaca es ir contra la institucionalidad ambiental, que su propio Gobierno está tratando de hacer cumplir, por un mínimo de decencia por todos los casos de corrupción que están apareciendo», complementó Tricallotis.
El proyecto tiene una inversión de mil millones de dólares, y consiste en la construcción de una planta que produzca agua dulce que, luego de ser tratada, puede servir para el consumo humano, riego agrícola, procesos industriales y actividad minera de la región. Cuenta con la aprobación ambiental desde el año 2018 y la concesión marítima, vía decreto supremo a partir del 2019.