Los fitolitos son estructuras microscópicas de sílice que se forman al interior de una planta como consecuencia de un proceso de mineralización (biomineralización) que les permiten a estos organismos realizar funciones principales como absorber el agua, aguantar el estrés hídrico o como protección contra la depredación de insectos. Estos minerales se pueden acumular en el suelo por millones de años y su estudio permite conocer la vegetación de determinado lugar en el pasado.
Realizar una metodología de extracción de fitolitos, encontrar, contabilizar y armar una lámina con los principales morfotipos de estas microestructuras en rocas fósiles que datan del Cretácico superior era parte del trabajo de investigación “Primer registro de fitolitos de la Formación Dorotea, valle de las Chinas: metodología de extracción y recuento cuantitativo”, desarrollado por el estudiante en práctica de la carrera de Geología de la Universidad de Concepción, Moses Chung, bajo la supervisión y guía de las investigadoras del Departamento Científico del Instituto Antártico Chileno (INACH), Dra. Cristine Trevisan (paleobotánica) y Dra. Lorena Rebolledo (paleoceanógrafa).
La primera de ellas proporcionó información sobre el contexto geológico y paleontológico de las muestras obtenidas durante las expediciones científicas previas realizadas en cerro Guido. También visitaron el vivero forestal de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) en Río de los Ciervos a las afueras de Punta Arenas y observaron las diferentes especies de plantas que habrían habitado la Antártica en el pasado (Bosque Antártico). Por su parte, Lorena Rebolledo ayudó con la metodología de extracción de fitolitos de la matriz sedimentaria, luego de revisar diversas publicaciones científicas con el objetivo de lograr un protocolo adaptado para el sitio y también en la preparación de las muestras y observación bajo el microscopio; este trabajo se efectuó en el edificio de los laboratorios Embajador Jorge Berguño, del INACH en Punta Arenas.
Moses Chung comenta que se interesó en el INACH luego de asistir al Primer Congreso Chileno de Paleontología que organizó el instituto polar en conjunto con la Asociación Chilena de Paleontológica en octubre de 2018. Pero fue recién a mediados de octubre de 2022 que se dio la oportunidad de realizar su práctica profesional en el Departamento Científico del INACH.
Durante su práctica, se le encargó preparar las muestras que tenían sedimento del valle de las Chinas y también de crear una metodología para la extracción de estas partículas microscópicas. Luego, debía reconocer cuáles eran las más importantes y numerosas, un trabajo que nunca antes se había desarrollado.
Estas estructuras microscópicas se pueden llegar a diferenciar, aunque la caracterización no llega a ser tan específica. Se puede saber si corresponde a un pasto o si es un helecho, por ejemplo. “No podemos distinguir una especie en específico, es muy complejo saber eso. Al principio debía saber si estaban los fitolitos, tenía que moler el material, se trabaja con rocas duras y pensaba que si los trituraba se rompería, tenía que colocarlos en una placa y ver si se veían y después estuvimos trabajando para limpiar mucho más las muestras con ácido y llevarlas a la centrífuga porque el sedimento no está solo, contiene materia orgánica y material con carbonato. Entonces tenía mis serias dudas sobre si se estaba llevando bien el proceso, pero recibí la ayuda de la Dra. Lorena Rebolledo en la metodología sobre cómo preparar las muestras”, comentó Chung.
Del mismo modo, señala que existen estudios pero en muestras que tienen sedimentos más recientes, no millones de años como en este caso. “Por lo general, los arqueólogos y arqueólogas utilizan los fitolitos, pero en muestras más recientes para descubrir de qué se alimentaban los seres humanos o la fauna más reciente; no es una herramienta que se utilice tan frecuentemente dentro de la misma paleobotánica o de la geología”, dijo.
Añade que su estudio es relevante para conocer el pasado de Patagonia, “ya que con los fitolitos uno puede saber qué plantas habían, puedes hacer una reconstrucción paleoambiental o paleogeográfica y a partir de la asociación de fitolitos encontrados inferir qué comían los dinosaurios en ese período o de qué se alimentaban los mamíferos y también hay paleontólogos trabajando con las dentaduras, quedan marcas en los dientes dependiendo de las cosas que comen. También de la misma dentadura se pueden extraer fitolitos y con eso podían saber de qué se alimentaban los mamíferos y dinosaurios”, afirma.
Chung agradece la experiencia vivida que le permitió adquirir nuevos conocimientos: “Fue un gran desafío, pudimos lograr nuestro objetivo. Aprendí mucho durante mi práctica en INACH, a pesar de que cursamos Paleobotánica en la Universidad de Concepción, no vamos tan en específico como en la rama de la micropaleobiología, como es el análisis de fitolitos. Estas estructuras son muy diminutas, miden entre cinco a cincuenta micrones y solamente se pueden observar a través de un microscopio óptico. Me pareció entretenido aprender algo nuevo. Si no supiera que existen los fitolitos, habría dicho ‘esta muestra contiene sílice amorfo, cuarzo’, pero no me habría fijado en los fitolitos. Lo otro que se trabaja harto es la palinología, que estudia el polen, esta rama es más conocida, si te pasan una muestra al microscopio es más fácil distinguirla, tienen formas más fáciles de reconocer, pero sobre los fitolitos no existe tanto conocimiento”, dijo. Por otra parte, agrega que está abierto a nuevas posibilidades y a seguir aprendiendo y apoyando también si se requiere trabajar en Antártica o en la Patagonia.
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