COLUMNA DE OPINIÓN
Es de conocimiento público que estamos viviendo un momento crítico en materia sanitaria en el país y en el mundo. El COVID-19 se ha asentado fuertemente en cada rincón de nuestros hogares, replanteándonos las formas en las cuales vamos a desenvolvernos en este nuevo e inédito escenario. El Gobierno y las autoridades locales han enfrentado la crisis tomando diversas medidas que buscan resguardar la salud de la ciudadanía. Una de ellas, es el cierre temporal de instituciones culturales, lugares que reciben gran cantidad de público durante todo el año.
Es en ese sentido, que los museos y espacios culturales han tenido que adaptarse, entregando y exhibiendo sus colecciones con las plataformas comunicacionales que la tecnología nos brinda. Con esta amplitud de las fronteras, las salas de arte de diversas partes del mundo se abrieron, dándonos a entender que la distancia ni el encierro son un impedimento para conocer el patrimonio de tantos recintos culturales.
Con esto, se podrá colaborar -en cierta medida- con la educación de quienes más necesitan comprender lo que ocurre. Tal como he mencionado en otras ocasiones, los museos son espacios de educación no formal, que no sólo pueden enseñar de arte, sino que también sus obras nos muestran momentos determinados de la historia, del medioambiente, de la memoria colectiva, entre otras múltiples esferas, que logran que niños, niñas y adolescentes, puedan desarrollar un pensamiento crítico tan necesario en estos días.
En este orden de ideas, el Museo de Bellas Artes de Valparaíso, se ha planteado este desafío de permitir que sus visitantes puedan seguir en contacto con el patrimonio pictórico que posee, que alberga obras de importantes artistas nacionales e internacionales. Muchos de ellos se basaron en corrientes como el impresionismo, cubismo, hasta la abstracción, para enseñarnos sobre períodos de la historia del arte, que, sin ningún inconveniente, podremos vincularlos con nuestra actualidad. Es una excelente oportunidad de comprender a través de las maravillosas obras de arte, el momento que vivimos y el Baburizza está disponible para ello.
Todo lo que está ocurriendo es sin duda un tremendo desafío, en el cual los museos tienen que asumir un nuevo rol: llevar cultura a las casas. A pesar de lo que ocurre, tengo confianza de que todas y todos estaremos preparados para lo que se aproxima. En tiempos complejos, las artes y la cultura siempre han sido excelentes espacios de contención y reflexión, que nos demuestran que, a pesar de cualquier escenario en que nos encontremos, el arte no está en cuarentena y podemos vivirlo plenamente.
Espero que pronto podremos volver a encontrarnos en museos, teatros, bibliotecas, galerías, en suma, en el arte y la cultura, que tanto bien le hacen a la sociedad.
Rafael Torres Arredondo
Director Museo de Bellas Artes de Valparaíso