“Un verdadero cambio de vida” o life changing como dicen en inglés, fue una de las expresiones utilizadas por los cinco jóvenes líderes del proyecto internacional “Ciudades Antárticas y los comunes globales: Repensando las puertas de entrada de acceso” para describir su estancia en el Continente Blanco, pudiendo permanecer una semana en la base Profesor Julio Escudero en la isla Rey Jorge, y visitar las estaciones científicas de Uruguay, Corea del Sur y Rusia.
Pero no solo eso, ya que los miembros de la Antarctic Cities Youth Expedition (ACYE 2020) conocieron en terreno, la ardua labor que realizan los investigadores nacionales y extranjeros que participan de la LVI Expedición Científica Antártica (ECA 56). Sumado a ello, durante estos días consiguieron afianzar los lazos del equipo, lo que permitirá a futuro encabezar una serie de acciones en sus respectivas localidades que vinculen a las ciudades puertas de entrada al continente helado.
Cabe precisar que esta iniciativa internacional de tres años de duración fue financiada por el Consejo de Investigación de Australia con la colaboración del Instituto Antártico Chileno (INACH). Proyecto que forma parte de la línea investigativa de Ciencias Sociales y Humanidades del Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN), y que es administrado por INACH. Los investigadores principales son el Dr. Juan Francisco Salazar, antropólogo y académico de la Universidad de Western Sydney y Elías Barticevic de INACH.
Juan Francisco Salazar con mucha emoción en sus palabras, evaluó positivamente el cierre de esta etapa y comentó que es lo que se viene para el futuro: “Queremos continuar con el espíritu del proyecto, es decir, vincular a estas ciudades puertas de entrada a través de diferentes organizaciones, pero por sobre todo a los jóvenes. Lo que hemos logrado es solo un trozo de tierra donde se planta una semilla y esperamos que crezca a través de esta experiencia. Lo que vivieron, sin lugar a dudas, los ha marcado positivamente, y yo los insto a que sigan llevando el espíritu en distintas direcciones y que se transformen a futuro en verdaderos embajadores para así crear una alianza más grande entre ciudades que valorice esta relación tan cercana con Antártica”.
Para el director del INACH, Dr. Marcelo Leppe Cartes, este proyecto permitió apreciar la vinculación y proximidad de estas cinco localidades con el territorio antártico. “Se le da valor a la percepción de las puertas de entrada a Antártica, de su gente, su historia y a su contexto. No todas las regiones perciben al continente de la misma forma, pero una vez que los ciudadanos se vuelcan a Antártica cambian parte de sí para siempre y eso lo estamos viendo con esta coalición que se está formando”, valoró.
El verdadero espíritu antártico
Alrededor de cien jóvenes postularon para integrar esta verdadera alianza de jóvenes comprometidos con Antártica. Cada uno de los aspirantes debía responder a la pregunta: “¿Cómo piensas la relación que tiene tu ciudad con Antártica, incluyendo las conexiones históricas y una mirada hacia el futuro?”. En este sentido, los seleccionados fueron: Chloe Power de Hobart (Australia), Rudzani Silima de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Caleb Fraser de Christchurch (Nueva Zelandia), Florencia Garro de Ushuaia (Argentina) y Katia Macías de Punta Arenas (Chile).
De las cien postulaciones que recibieron, la mitad provenían de la ciudad de Hobart, en Tasmania, Australia. Finalmente, la elegida fue Chloe Power de 25 años, ella obtuvo una maestría en el Instituto de Estudios Marinos y Antárticos (IMAS por sus siglas en inglés). Y por supuesto estas vivencias fueron de suma utilidad para su incipiente carrera como divulgadora científica. “Lo que más me interesó fue poder visitar las otras estaciones científicas y ver cómo cada una de ellas coopera de manera internacional. Quiero utilizar lo que aprendí en terreno y llevarlo a Hobart para poder compartir ese conocimiento con la gente de mi ciudad”, comentó.
También vinculada al área de las ciencias marinas está la representante de Ciudad del Cabo, Rudzani Silima. La joven de 24 años cursa una maestría en Oceanografía Física y Química en la Universidad Nelson Mandela de Sudáfrica. Según su opinión, lo que más le llamó la atención fue comprobar cómo Antártica es realmente un continente de paz y ciencia. “Es realmente increíble, en Antártica se emplea el lenguaje de la ciencia, ya que personas de diferentes disciplinas y nacionalidades estudian y otorgan protección a este continente. La verdad es que esta experiencia cambió mi forma de ver mi futuro, creo que ahora me siento mucho más cerca a Antártica, espero volver pronto y explorar ese lado científico más a fondo, quizás con mi doctorado”, manifestó.
Caleb Fraser es el integrante más joven de este grupo. Tiene solo 20 años, cursa estudios superiores de Leyes y Química en la Universidad de Canterbury, y representa a su ciudad Christchurch, Nueva Zelandia. Sobre la experiencia vivida, él opinó: “Al igual que mis compañeras, me llamó mucho la atención la colaboración internacional entre los países, porque por ejemplo visitamos la base uruguaya y ellos a pesar de no ser puerta de entrada, estaban muy emocionados de conocernos y con muchas ganas de enseñarnos su trabajo, y para mí ese es el verdadero espíritu de la comunidad antártica. Por otra parte, lo que más rescato son los valores antárticos, principalmente lo que se refiere al cuidado de la naturaleza y la conservación, ya que me apasionan profundamente estos temas, y me llevo esta experiencia para poder aplicarla en mi ciudad”.
Florencia Garro tiene 25 años y es licenciada en Administración y Dirección de Empresas de la ciudad de Ushuaia, Argentina. Trabaja en Marketing y sus principales aspiraciones van por la fotografía y el área audiovisual por lo que aprovechó de registrar cada actividad del grupo. Sobre su expedición lo que más rescata son los vínculos antárticos: “Me encantó ver la intensidad y esa conexión que se da naturalmente entre los científicos y el lugar en el que están, también entre los científicos y los logísticos, y por supuesto entre los mismos científicos ya sea de la base o de otras estaciones extranjeras. O sea que todo está intensamente conectado, hablas con una persona por dos días y es como si la conocieras de toda la vida, los vínculos sociales son muy intensos. Podemos decir que en Antártica está el concepto de comunidad, de unión”.
Katia Macías Díaz tiene 25 años, es profesora de inglés del Liceo Experimental de Punta Arenas, mismo establecimiento donde cursó sus estudios de enseñanza media para luego ingresar a la Universidad de Magallanes. Comenta que tiene gran interés en aprender sobre Antártica y sobre la vida silvestre en general, uno de los aspectos que más destaca de su visita al continente. “Lo que más rescato es el aprendizaje que adquirimos, tuvimos la oportunidad de conocer varias investigaciones, nos llevaron a conocer sus trabajos que desarrollan y a la vez conocer cómo se desarrolla la vida en Antártica. Visitamos varias estaciones y la vida cotidiana en base Escudero nos permitió ver cómo es la vida en comunidad, que es muy amigable. Por esta razón encantaría volver en otra oportunidad”, puntualizó.
Al poner punto final, o mejor dicho, tres puntos suspensivos a esta serie de actividades en Punta Arenas y Antártica, ellos se comprometieron a seguir avanzando y motivar a otros jóvenes de sus respectivos países. Lo que permitirá en un futuro poder desarrollar un Foro Juvenil Antártico Internacional.