“Caracterización a corto plazo de las variables climático-ambientales y de la diversidad de la comunidad microbiana en un humedal andino de gran altura (Salar de Huasco, Chile)” (ver acá) es el nombre de una publicación científica realizada por la revista Science of the Total Environment (STOTEN) y que tiene entre sus autores a la académica de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas e investigadora del HUB Ambiental de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Dra. Verónica Molina.
El estudio –que comprende un análisis de cinco años– se propuso buscar relaciones entre las características climáticas que existen en un humedal de altura como el Salar de Huasco y las posibilidades de que esto incida en la conformación y estructuración de la comunidad microbiana existente en el lugar. “Los microoorganismos responden a diversas variables ambientales, incluyendo la disponibilidad de nutrientes que perciben, y entre ellas también están las condiciones vinculadas al balance hídrico del sistema”, explica la científica.
Componente Estacional
En ese sentido, las conclusiones del trabajo dan cuenta de que se observa una gran ciclicidad a nivel diario en este ambiente extremo, donde existen grandes variaciones en los índices de radiación solar y temperatura. Sin embargo, una de las contribuciones más relevantes de la investigación es el haber correlacionado esto con la disponibilidad de agua. “Las zonas de inundación de estos sistemas tienen una componente claramente estacional, que se relaciona directamente con la condición de dos periodos muy contrastantes: el período seco y el periodo húmedo”, detalla la académica, indicando que la hidrometeorología está modulada principalmente por los períodos de precipitación durante el verano austral y, tal como en otros sistemas, se ratifica la presencia de una variabilidad interanual.
El punto crucial respecto a estos sistemas de alta vulnerabilidad es que “tienen un balance de agua negativo, es decir, la evaporación es mucho más alta que el agua que se va acumulando en los acuíferos durante el periodo de mayor precipitación”, destaca la investigadora, enfatizando en que hay áreas más húmedas que otras, lo cual va afectando la dinámica de las comunidades microbianas.
Factor crucial
La doctora Verónica Molina señala que pudieron concluir que hay una diferencia clara en la estructura de los microorganismos, es decir, en cuanto a su diversidad y composición, tanto presente como activa, durante estos dos periodos. Así, por ejemplo, las comunidades de bacterias potencialmente activas fueron más diversas durante las estaciones secas.
“Observamos que los organismos se comportan diferente dependiendo del periodo. Hay comunidades que son mucho más ricas y variadas en distintos sistemas, por ejemplo, lo que son los tapetes microbianos, los cuales al parecer también responden a esta condición de mayor humedad, que los favorece y los promueve”, ejemplifica. “Es en estos sistemas donde están ocurriendo gran parte de los ciclos bioquímicos, algo que nos está dando cuenta de que las comunidades microbianas, muy conspicuas en los humedales de altura, incluso visibles a simple vista, son un reflejo de lo que está ocurriendo climáticamente. Este balance es sumamente delicado, por lo tanto, acciones humanas como la extracción de agua son las que más pueden perturbarlos, pues el balance hídrico es uno de los factores cruciales en estos hábitats”.
Cabe destacar que el artículo tiene, también, entre sus autores a Pablo Paquis, Martha B. Hengst, July Z. Florez, Joseline Tapia y Coral Pardo-Estéa, todos de la Universidad Católica del Norte (UCN), y a Vilma Pérez, de la Universidad de Adelaida (Australia). Asimismo, el estudio en estos sistemas de altura, y en particular en lo que es el Salar de Huasco, abarcan más de una década, liderados inicialmente por un grupo de investigadoras como la doctora Cristina Dorador (Universidad de Antofagasta), la doctora Martha Hengst y la misma doctora Molina, además de muchos colaboradores nacionales e internacionales, incluyendo estudiantes de pre y postgrado como Pablo Paquis, estudiante de Geobiología en el Programa de Doctorado en Ciencias con mención en Geología de la UCN. Un proceso en el cual se ha promovido no solo los estudios en el área de la ecología microbiana de estos sistemas, sino también la observación y el monitoreo.
No por nada, mediante un proyecto Fondecyt, durante ese lapso de tiempo se instaló una estación meteorológica en el lugar. “Tenemos un componente de mucho trabajo de recopilación de metadatos obtenidos en terreno, que al momento de este estudio ya estaban publicados, disponibles, y se sumaron a los conseguidos mediante la estación de meteorológica, datos recolectados en estos cinco años. Sumado a esto, se realizó un monitoreo satelital, que permite obtener información a mayor escala espacial, por ejemplo, de las zonas inundadas, abarcando el volumen de agua disponible, el área que cubre y su temperatura”, cuenta la Dra. Molina.