Una gratificante jornada vivieron un grupo de profesores y alumnos de 3ero medio del Instituto Rafael Ariztía de Quillota, quienes visitaron el Hogar San Alberto Hurtado que tiene la Fundación Las Rosas en esa comuna, con el objetivo de compartir con las personas mayores residentes una serie de actividades sociorecreativas, tales como juegos de mesa y canto, además de realizar tareas de limpieza, pintado y rehabilitación de un huerto.
La jornada buscó generar lazos de apoyo permanentes entre el establecimiento marista y la institución solidaria, que los alumnos y docentes conocieran la labor de cuidado y compañía que realiza la fundación con las personas mayores vulnerables, y fomentar el vínculo entre la comunidad y estos hogares.
Antonella Grossi, directora técnica administrativa del Hogar San Alberto Hurtado de Quillota, destacó retomar este tipo de visitas, las que estaban suspendidas desde que comenzó la pandemia: “Estamos muy contentos porque, desde la pandemia, es la primera vez que reaperturamos el hogar para un voluntariado de colegio. Los alumnos pudieron conocer el hogar, interactuar con los residentes y participar en diversas instancias con ellos… Para nuestros residentes es súper importante que vengan personas a visitarlos y recibir gente joven siempre es un bálsamo para el corazón. Lo que más necesitan nuestros residentes es oído, que la gente venga para acá, converse con ellos, les regale un momento de compartir un espacio, un tiempo de conversación”.
“Esperamos que esta actividad se perpetúe en el tiempo – continuó la directora del hogar – y lo más importante es que ellos conozcan la vida de las personas mayores que están institucionalizadas en nuestro hogar. Hacemos la invitación a que otros colegios vengan, se acerquen, el hogar está abierto nuevamente para que toda la comunidad se acerque y nos visite”.
Daniel Olivares, profesor de religión del establecimiento educacional, ratificó que esperan perpetuar esta relación para el resto del año: “Nos gustaría convertirnos en socios comunitarios, amigos estratégicos de la fundación, porque vemos un espacio muy lindo, vemos a los residentes muy bien cuidados, lo que da gusto”. Además, destacó que tras la pandemia, el hogar volviera a abrir las puertas para la visita de delegaciones, por la vinculación que se genera entre la comunidad y la institución: “El tiempo que estuvimos sin poder salir hizo que nos olvidáramos de los vecinos. Debemos acordarnos que existen estas instituciones. La experiencia marca. Cuando uno le pregunta a los niños, cuando son egresados, qué se acuerdan del colegio, muchas veces se acuerdan de este tipo de experiencias”.
Valentina González, alumna que participó de esta visita, valoró lo gratificante de la actividad, señalando que “es una experiencia muy bonita para ambos, uno desde el ámbito espiritual se siente muy lleno con esto. Después de tantos años arduos de trabajo que mucha gente tuvo que pasar, la gente más viejita se merece tener un descanso tranquilo en sus últimos años de vida. Ya han pasado de todo, entonces se merecen algo más tranquilo, amor y respeto”.
Durante la visita, los profesores y alumnos del IRA también donaron artículos de aseo para el funcionamiento diario del hogar, lo que se traduce en un apoyo fundamental tomando en cuenta los altos costos que tienen todos los productos actualmente debido a la inflación, lo que ha encarecido fuertemente el trabajo cotidiano de la institución solidaria.