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Felipe Jara, abrió hace tres años SCREAM, la academia de música moderna con sede en Reñaca, que pese a ser golpeada por la pandemia se reinventó de la mano de la Fundación Luksic. “Queremos llegar a ser la escuela más grande de Latinoamérica de manera online”, dice el emprendedor.
Felipe Jara lleva inscrito en su ADN el sello del emprendedor. Comenzó con sus proyectos a los 13 años, grandes y pequeños, hasta que en 2018 al terminar su carrera como Ingeniero Civil Industrial decidió que emprender sería más que un hobby.
Con sus amigos de colegio, Pablo Huber, Ingeniero Comercial, Maite Vásquez, profesora de canto,y Daniel Gaete, profesor de guitarra, partieron con su academia de música moderna SCREAM. El dinero escaseaba así que se la jugaron por arrendar una pequeña bodega en Reñaca, donde se instalaría su emprendimiento, que partió con unos pocos alumnos.
Recuerda que su primera incursión musical fue cuando estaba en 8° básico. “Partí tocando guitarra gracias a un profesor que tuvimos y él me enseñó la música a través del compañerismo, la perseverancia, el esfuerzo y no una forma tan estudiosa y enfocado a la parte tradicional sino en cómo a través de la experiencia de estar con amigos de tener una banda de tener metas y jugársela por eso”.
Esos valores fueron los que plasmó Felipe en su academia sin un plan creado, ni una carta Gant, aún así el proyecto prosperó y pasaron a ser una escuela con cinco salas, en 259 m2. No obstante, como a otros emprendedores la pandemia golpeó su negocio de manera brutal, los obligó a cerrar sus puertas y salieron en busca de una ayuda financiera, para reinventarse en tiempos de COVID
Fue así que llegaron a tocar la puerta de Impulso Chileno, concurso de emprendimiento patrocinado por la Fundación Luksic, del cual fue uno de sus ganadores. “El objetivo era impulsarnos porque nosotros dependíamos de la parte presencial. La pandemia nos golpeó y necesitábamos salir adelante”, precisa.
¿La salida? Reconvertirse digitalmente. “Con Impulso Chileno queríamos expandirnos en el mundo online a nivel de publicidad de posicionamiento y lo logramos saliendo de las bajas ventas que teníamos en ese momento”, recalca.
A juicio de Felipe, Impulso Chileno representa el impulso, la fuerza que necesitaban para salir adelante. “Siento que realmente fue un impulso en un momento sumamente difícil. Nos impulsó a seguir creciendo y nos permitió expandirnos y mejorar nuestra calidad profesional de las clases online”.
En esta 3° versión de Impulso Chileno, el 51% de los ganadores son mujeres y el 70% provino de regiones, mientras que el 30% corresponden a la Región Metropolitana. Para evaluar a los finalistas, se creó un Comité Evaluador compuesto por miembros de la Corporación Simón de Cirene, la Escuela de Administración UC y la Fundación Luksic, quienes también fueron encargados de asignar el monto del financiamiento que recibió cada ganador, en base a la evaluación del proyecto.
En el caso de Felipe, el capital los ayudó a adquirir una buena cámara y unos buenos micrófonos, para mejorar sus clases online, hoy fuente de sus ingresos, según comenta. “Estamos súper felices, con hartas ganas y queremos seguir creciendo, generando más inversión, seguir en el mundo de la educación musical y con el objetivo de llegar a ser la escuela más grande de Latinoamérica de manera online”, destaca.
