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La salud mental se ha convertido en una prioridad en Chile, particularmente desde la implementación del Segundo Plan de Salud Mental y Psiquiatría en el año 2000, impulsado por el Ministerio de Salud (MINSAL). Este enfoque busca fortalecer el bienestar individual y colectivo mediante estrategias de promoción, prevención y atención primaria, fundamentales para abordar los desafíos de la salud mental, especialmente en contextos comunitarios.
En línea con estos objetivos, El Hospital de Quilpué comienza un trabajo pionero al implementar la primera Mesa de Salud Mental Infanto-juvenil, iniciativa que responde a la limitada intervención de estudiantes como actores activos en la promoción y prevención de la salud mental, frente a un modelo tradicional centrado en una perspectiva adultocéntrica.
Tras la formulación del problema por el Área de Educación de la Corporación Educacional de Quilpué en el 2023, la Mesa Infanto-juvenil se materializa este 2024 con la participación del Liceo Guillermo Gronemeyer. Este proyecto, liderado por la psicóloga Macarena García y la trabajadora social Camila Pineda del Hospital de Quilpué, contó con el respaldo del equipo de Convivencia Escolar del liceo, bajo la coordinación de la Dra. Paula Carrasco, jefa de la Unidad de Salud mental del recinto hospitalario y el apoyo del equipo COSAM Móvil.
Verónica Garcés, terapeuta ocupacional y jefa (S) de la Unidad de Salud Mental del Hospital de Quilpué indicó: “para nosotros es muy relevante, sobre todo en este proceso de transformación de la Unidad de Salud Mental hacia un Centro de Salud Mental Comunitario, por lo que desde ya venimos cultivando prácticas de coordinación, porque entendemos que los aspectos de promoción y prevención y el trabajo, principalmente con la infancia, tiene un tremendo valor de poder subsanar y mitigar las consecuencias de las patologías de salud mental a lo largo del ciclo vital”, dijo.
Líderes en salud mental
El proceso inició con un diagnóstico de las necesidades de los adolescentes, lo que permitió identificar temáticas clave para trabajar. A través de cinco sesiones con estudiantes y tres con docentes y paradocentes, se capacitó a 30 participantes, asegurando que toda la comunidad educativa compartiera una base de conocimientos en salud mental.
El psicólogo educacional Nino Orrego, miembro del equipo de Convivencia Escolar y Orientación del Liceo Artístico Guillermo Gronemeyer, destacó la importancia de incluir la perspectiva de los adolescentes en los talleres. Según Orrego, «fue una experiencia enriquecedora» en la que los estudiantes compartieron sus vivencias y realidades, participando activamente como líderes estudiantiles en un espacio voluntario y fuera del horario habitual.
Por su parte, Jorge Barruetos, alumno de Segundo Medio A, valoró la integración de temáticas psicológicas en el taller. “me permitió entender las distintas formas de actuar ante situaciones complejas y reflexionar sobre los demás y sus propias experiencias, fortaleciendo mi propia contención emocional”.
Martín Pizarro, también de Segundo Medio, sugirió que más estudiantes deberían participar en este tipo de actividades, destacando que su rol como líder en salud mental, hoy “me ayuda a creer más en mí, evitar llegar a un límite y creo que ahora trataría de hablar con mis compañeros de que, si tienen problemas, quizás no hablar conmigo, pero hablarlo que sí entiende del tema”.
Impacto y proyección
El proyecto busca trascender su alcance inicial y convertirse en un modelo replicable a nivel comunal y provincial. Se espera que en 2025 esta iniciativa se amplíe, profundizando su impacto y consolidándose como una herramienta clave en el fortalecimiento de la salud mental en el contexto educativo.
