Se trata de un ciclo inédito en el Servicio de Salud Viña del Mar Quillota, que crea espacios para entregar herramientas de autocuidado a los cuidadores de pacientes que están en una fase avanzada o terminal de su enfermedad.
A la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Dr. Gustavo Fricke ingresan semanalmente entre 10 y 17 pacientes y atiende un promedio de 500. El Dr. Juan Pablo Yaeger, Jefe de la Unidad, explica que “el proceso de trabajo de la Unidad de Cuidados Paliativos es un proceso que no solo se dedica atender al paciente, sino también a su entorno. Uno trabaja con el paciente y con la familia o con su cuidador. Por tanto fortalecer el trabajo con el cuidador es muy importante para asegurar un buen manejo del paciente que está en ese momento sufriendo el proceso oncológico”.
Giovanno Osses, psicólogo clínico de la Unidad explica que en detalle, “el objetivo de este trabajo es fomentar en los cuidadores de pacientes con enfermedad oncológica avanzada, espacios de autocuidado para que puedan adquirir herramientas de protección y evitar síntomas de estrés, angustia, ansiedad en el proceso de cuidar a otro, tanto en temas relacionados con la enfermedad como en temas de acompañamiento. Hemos tenido una concurrencia fluctuante porque también la condición de los pacientes es complicada, pero los familiares han tomado conciencia de que deben tener estos espacios de autocuidado tanto viniendo a los talleres, como en sus propias casas y asistiendo a otras actividades de contexto social, como juntas vecinales, o retomando sus controles médicos de enfermedades que también portan”.
El primer ciclo de talleres se extiende desde abril hasta fines de julio y en agosto comienza uno nuevo. Esta iniciativa incluye sesiones de yoga para el autocuidado, ejercicios de meditación y respiración, actividades manuales, arte terapia y el trabajo sobre una bitácora elaborada por las mismas cuidadoras en un taller de encuadernación, donde escriben sus experiencias diarias en relación al autocuidado, al paciente y al resto de su familia.
Una de las participantes, Laura Isasmendi, llegó a esta instancia tras el tratamiento de su esposo. “Yo pensaba que tenía que estar todo el día cuidando a mi esposo, pero me enseñaron que tenía que tener mi espacio, salir y compartir con otras personas, y eso ha sido de gran utilidad para mí porque me saca de la tarea diaria y también los cuidados que nos enseñan para con el enfermo. Para mí fue toda una sorpresa venir acá, conocer lo que hace esta unidad. El cuidado que dan los médicos no solo al enfermo sino que también al cuidador, la preocupación que tienen por nosotros, se agradece montones, porque nos ayudan a llevar una mejor convivencia con el enfermo”. Isabel Sánchez, quien también cuida a su esposo también se sorprendió, “porque yo pensaba que era para cuidarlo a él y no, también tiene una que estar bien para poder cuidarlo a él y eso fue una sorpresa porque es todo al revés, es cuidarse uno, verse uno, para poder cuidarlos mejor y eso es bueno. Eso también he aprendido: mi espacio, para volver a tenerlo como lo tenía antes. Yo iba a zumba, me juntaba con mis amigas, y dejé todo eso de lado, y he retomado esto, y como él se siente mejor, me dice que salga nomás, y yo salgo más tranquila para que él vea que yo también confío en que se va a cuidar cuando está solo. Me ha servido harto”.
Y en relación a la tarea de la Unidad de Cuidados Paliativos, el Dr. Yaeger es enfático: “esa es nuestra misión, hacia donde nos dirigimos: en hacerlo bien, en el momento adecuado, cuando el paciente lo requiera, no podemos perder tiempo por la situación clínica que el paciente vive, ese es nuestro fin, tiene que ver con el paciente y con su familia. Todo el esfuerzo va relacionado con lo que la medicina te dice, que tiene que ver con ayudar a las personas”.