Iglesia católica capacita a internos de alto compromiso delictual

El trabajo es una de las herramientas fundamentales para lograr que una persona que está recluida logre reinsertarse en la sociedad. Bajo este axioma es que la iglesia católica decidió iniciar, en distintos establecimientos penitenciarios del país, una labor de capacitación de la población penal.

En el caso de la región de Valparaíso, la intervención de la capellanía nacional católica comenzó en abril del 2016 y se ha concentrado en los módulos cuatro (población masculina condenada de mediano y alto compromiso delictual) y B (población femenina condenada) del Complejo Penitenciario de Valparaíso.

El trabajo que se lleva adelante al interior de ambas dependencias ha permitido que decenas de reclusos logren capacitarse en el taller de mueblería, obteniendo así una herramienta que les pueda facilitar su retorno a la sociedad. El último grupo de internos que culminó el taller que se efectúa al interior de los módulos antes nombrados se certificó el pasado jueves.

En total fueron 19 las personas que recibieron su diploma de manos del director regional de Gendarmería, coronel Eduardo Muñoz, el gerente de la ONG Acción Emprendedora, Aníbal Pinto, y el capellán nacional católico, Luis Roblero. Este último destacó los cambios alcanzados por medio de esta iniciativa.

“Todo lo que uno pueda hacer es poco si se compara con la vida de los hombres y mujeres privados de libertad. Los niveles de violencia en este módulo (104) han bajado considerablemente: Estas cosas tienen impacto, los internos saben valorar cuando hay algo para ellos y que pueda tener una repercusión positiva en sus vidas”.

Consultado respecto al balance que hace a un año de la implementación del programa en el CP porteño, el coronel Muñoz afirmó que: “Como toda implementación no ha estado exenta de algunas dificultades. Hemos estado adaptando la lógica del Espacio Mandela a las condiciones del centro de Valparaíso”

“Estamos próximos a comenzar actividades en un segundo año con 30 privados de libertad varones y 30 mujeres. También hemos firmado un protocolo de trabajo con la capellanía nacional católica para fortalecer esta iniciativa y estamos entregando otros espacio al interior del recinto para desarrollar las actividades”, sostuvo el director regional.

Aprendizaje

La experiencia de pertenecer al Espacio Mandela ha sido muy positiva para Axel Candia, quien ahora puede ayudar a su familia y en especial a su hijo de tan solo cuatro años.

“Ha sido una experiencia buena, ha sido algo que uno hay aprendido dentro de estas paredes. Las mismas pegas que he hecho mi señora las ha podido vender y he podido ayudar a mi hijo que está chiquitito. Me pienso desenvolver con esto en la calle y poder ayudar a mi familia, para no llegar más preso, porque he perdido harto tiempo de mi familia y experiencias lindas de mi hijo”.

La visión del recluso es compartida por el profesor del taller, José Murillo. El docente reconoce la complejidad de efectuar clases al interior de un recinto penitenciario, pero reconoce la buena disposición por parte de los internos y los cambios positivos que experimentan con el desarrollo de las clases.

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