Este año los efectos de la pandemia, como el desempleo y la falta de dinero, golpearon con dureza a cientos de familias crucinas, generando que en el mes de junio nacieran tres cruzadas solidarias en la Villa Centenario, Población Bolonia y el barrio Riquelme.
En cada uno de estos puntos, dueñas de casa, profesionales, dirigentes vecinales y trabajadoras cesantes, decidieron iniciar dos comedores y una panadería solidaria, las que aún se encuentran cumpliendo tan noble tarea.
Es decir, a casi cinco meses de haberse conformado, estas obras sociales continúan entregando almuerzos y pan a cientos de personas que aún no pueden levantarse de la crisis sanitaria, económica y social que afecta al país.
Es por esto que la alcaldesa Maité Larrondo Laborde decidió mantener en estos meses los aportes de la Municipalidad de La Cruz, consistentes en productos cárneos, harina, materias primas e insumos para que tanto los comedores solidarios como la panadería de la Población Bolonia sigan funcionando tres veces por semana.
“Tenemos muchos vecinos que siguen esperando esta ayuda y mantendremos el aporte hasta donde sea necesario. Pero debo decir que aunque nosotros como municipio pongamos los productos y materias primas, junto a otros aportes de privados, nada de esto es posible sin las voluntarias y voluntarios que preparan las colaciones cada día o hacen el pan que se reparte”, planteó la jefa comunal.
En la Villa Centenario, se entregan lunes, miércoles y jueves más de 250 almuerzos a cargo de la vecina Natalia Mena. En el barrio Riquelme, al interior de la sede social de Villa La Reserva, la vecina Ximena Toro mantiene -junto a tres manipuladoras de alimentos- la entrega de más de cincuenta colaciones, mientras en Bolonia, el presidente de la unidad vecinal, Marco Muñoz, lidera un grupo de voluntarios que prepara casi 1.500 panes a la semana.