En poco más de dos meses un grupo de usuarios del Centro de Educación y Trabajo (CET) La Pólvora se ha convertido en verdadero amantes de las abejas que llegaron hasta la unidad. Los insectos son los protagonistas del taller que está impartiendo la Red Apícola de Casablanca y que busca la reinserción de los privados de libertad.
Con el objetivo de festejar el Día Mundial de las Abejas, celebrado el 20 de mayo, privados de libertad, profesores y personal del CET decidieron realizar una muestra de la iniciativa apícola. Ésta se efectuó este jueves en dependencias de la unidad de Gendarmería e incluyó en recorrido guiado por los espacios del taller, oportunidad en que los propios internos fueron explicando el trabajo que se realiza en cada estación.
Si bien los usuarios han ido adquiriendo conocimientos sobre una materia en la cual eran ignorantes, ellos mismos reconocen que el mayor cambio que han experimentado es interno.
Nora Fajardo no estaba inscrita en el taller, sin embargo, le bastó con escuchar la charla inicial -a la que asistió pues debía realizar el aseo del lugar- para darse cuenta que debía formar parte. Así fue solicitó inscribirse y ante tanta insistencia finalmente lo consiguió.
“No hay como pagar lo que estoy viviendo. Dentro de mí pensé que iba a salir muerta de acá y ahora estoy en un mundo muy diferente. Es otro ambiente y pegamos la sonrisa, somos más amables. Si nos portamos así con las abejas, con las personas, con nuestros propios compañeros, ya cambiamos la manera de ser. Ya no somos ariscos, somos más comunicativos”, sostuvo Nora, quien ya sueña con producir jabones, cremas y champús a base de miel una vez que recobre la libertad.
Por su parte Claudio Soto recuerda cómo fue su primera experiencia con las abejas.
“Nos explicaron, en la parte teórica, que no podíamos llegar nerviosos, porque si uno llega mal genio o nervioso la abeja reconocen esto y tienden a atacar, entonces debíamos adecuarnos y ser bien pasivos para llegar al lugar. Igual dio un poquito de susto al principio, pero ya estando aquí nos dimos cuenta que era súper pasiva la colmena”.
El joven de 29 años concuerda con Noray reconoce que “se ha hecho un lazo, hemos trabajado en equipo, entonces dividimos las responsabilidades y también os ha ayudado para comunicarnos más. Hemos hecho, quizás, amistades, y nos hemos unido como colmena”.
El trabajo en el CET comenzó la segunda semana de marzo y contempla tres etapas, las que se extenderá hasta noviembre, aunque, dado su éxito, ya hay planes para darle una mayor continuidad por medio de un nuevo proyecto. Parte de estos nuevos objetivos son explicados por la presidenta de la Red Apícola, Pía Castro.
“Estamos esperando los resultados de la cosecha, creo que eso es fundamental, pero, obviamente, ya estamos pensando en mantener el programa. Estamos viendo con Gendarmería si podemos tener algún tipo de convenio donde se mantenga en el tiempo. Acá lo ideal y el sueño sería tener unas 20, 30, 40 y 50 colmenas con una miel y donde ellos puedan ir a ferias y mostrar no solamente miel, también polen, propóleo”.
El director regional de Gendarmería, coronel Álvaro Rivera, afirmó que “de lograr que el taller se extienda para el próximo podría significar el establecimiento de una planta de cosecha y envasado, además de la comercialización de material apícola fabricado por los privados de libertad, entre otras iniciativas. Todo esto viene a fortalecer el proceso de reinserción social, uno de los pilares de Gendarmería y por el cual estamos trabajando arduamente”.
Además, se espera que prontamente un grupo de scout se sume a esta iniciativa y realice la reforestación del sector aledaño a las colmenas.