Simplemente felices. Así se encuentran los 15 privados de libertad que están participando en el curso de soldadura básica en el Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) de San Antonio, iniciativa que es posible gracias al Programa de Transferencia al Sector Público, de Sence.
Las clases se realizan de lunes a viernes en media jornada y están a cargo del relator César Vargas. Casi exclusivamente práctico, el taller, que contempla 150 horas pedagógicas, comenzó la primera semana de enero y se extenderá hasta finales del presente mes. Con la finalidad de que los internos puedan acreditar los conocimientos adquiridos el curso culminará con una certificación.
El profesor detalló que “los alumnos se pueden capacitar en el tema de armador, donde aprender a trabajar todo el proceso de la soldadura, todo lo que es estructura. El curso está enfocado par que ellos puedan armar rejas, puedan armar protecciones, puedan cubicar, puedan armar galpones”.
“Los chiquillos han estado tranquilos, les ha gustado porque varios de ellos ya habían trabajado en el tema de soldadura o construcción. Han sido respetuosos y bastante responsables. Están con hartas ganas de poder sacar el curso para poder seguir trabajando en este oficio”.
El comportamiento de los internos también fue destacado por el jefe de la unidad penitenciaria, mayor Víctor Muñoz.
“Desde el primer día del taller la población penal participante ha demostrado un verdadero interés por aprender. Este deseo de adquirir nuevos conocimientos ha llevado a que mantengan una conducta ejemplar, lo que ha permitido que las clases se efectúen con completa normalidad. Con este curso estamos entregando una nueva herramienta para la reinserción laboral de nuestros privados de libertad”.
Por su parte el seremi de Justicia y Derechos Humanos, José Tomás Bartolucci, expresó que
Comprometidos
Erwin Orellana es uno de los 15 reclusos que de lunes a viernes asisten al taller. El hombre de 40 años solo desea recobrar la libertad y trabajar en lo aprendido.
“Esto que tenemos aquí es algo grandioso para todos los internos porque así Gendarmería nos da una oportunidad para reintegrarnos a la sociedad. Nos da una ayuda para salir al medio libre y poder sustentarnos. Yo ya no quiero estar más preso y, sinceramente, esto a mí me sirve harto porque aquí voy sacar mi cartón y voy a poder presentarme en una empresa como soldador”.
La espereza de Erwin es compartida por Patricio Pérez, quien con 35 años ve en este aprendizaje la posibilidad de cambiar su vida.
“Hemos aprendido algo nuevo que nos sirve para poder reinsertarnos en la sociedad el día de mañana y tener una herramienta para poder reinsertarnos y hacer una vida normal como cualquier persona. La verdad nos ha servido bastante. Pienso hacer un curso y dedicarme a esto porque me gustó”.
Los participantes en la capacitación están construyendo carros para el traslado de alimentos, los que serán empleados en la nueva central de alimentación para la población penal del CCP. La dependencia podría comenzar a funcionar en los próximos meses.