Sentirnos escuchados y valorados constituye una necesidad biológica, ya que el reconocimiento social y la conexión interpersonal activan sistemas neuronales relacionados con el bienestar. Bajo esta premisa, desarrolla su trabajo la Unidad de Buen Trato de la JUNJI Valparaíso. Así lo explicó la Asistente Social Jocelyn Astudillo, quien además se refirió a estudios neurocientíficos que han demostrado que el cerebro humano está diseñado para buscar interacciones sociales positivas. Esto se traduce en la liberación de oxitocina, una hormona vinculada a la confianza y la cohesión social.
De acuerdo con la neurociencia, sentirse escuchado y comprendido reduce la liberación de cortisol, la hormona del estrés, y activa circuitos cerebrales relacionados con el placer y la recompensa, como el sistema de dopamina. Precisamente, lejos de limitarse a cumplir con protocolos, esta unidad propone un enfoque integral que invita a los equipos educativos a crear entornos bientratantes en los jardines infantiles, promoviendo relaciones basadas en el respeto y la escucha activa desde la primera infancia.
Este enfoque se sustenta en el reconocimiento de los niños y niñas como sujetos de derecho, lo que implica que los adultos deben estar atentos a las señales, incluso sutiles, que puedan indicar posibles situaciones de vulneración de derechos, para actuar oportunamente.
En este sentido, la JUNJI ha implementado un sistema robusto de protección que se activa en caso de cualquier sospecha de vulneración de derechos. Este sistema, apoyado por la Unidad de Buen Trato, busca no solo proteger, sino también prevenir. «El trabajo de nuestras educadoras y equipos es vital. Crean espacios bientratantes que no solo protegen, sino que permiten que los niños y niñas se desarrollen en un entorno donde el respeto y la empatía son valores centrales», señaló la directora regional (s), Beatriz Lagos.
La crianza respetuosa y la sensibilización sobre las «suaves violencias» son conceptos que también forman parte del trabajo de esta unidad. Recuerdan que prácticas como el castigo físico, aunque minimizadas en algunos discursos, constituyen maltrato. Así, la JUNJI desafía la mirada adultocéntrica, invitando a los adultos a reflexionar sobre sus propios intereses y cómo estos deben estar alineados con el bienestar infantil, respetando las particularidades de cada niño o niña.
La labor de la Unidad de Buen Trato es un llamado a toda la comunidad educativa a estar disponible para la escucha activa y a generar ambientes que, además de proteger, enseñen a los niños y niñas a replicar estos comportamientos bientratantes en su vida adulta. Este enfoque sienta las bases para una sociedad más empática, inclusiva y respetuosa, y convierte a la JUNJI en una garante clave de los derechos de la primera infancia.
Para más información sobre los programas y estrategias de la Unidad de Buen Trato de JUNJI, visita www.junji.cl.