A las 09:00 de la mañana las salas de clases de los Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) de Los Andes y San Felipe y el Centro de Educación y Trabajo (CET) de Putaendo comienzan a acoger a las personas que decidieron retomar su educación pese a estar privados de libertad. Si bien la cifra puede variar, por ahora son 204 los reclusos que de lunes a viernes pasan gran parte del día al interior de las aulas.
Para el jefe del CCP andino, teniente coronel César Farías, la importancia del programa de nivelación de estudios es fundamental en el proceso de reinserción de quienes por distintos motivos dejaron inconclusa su escolaridad.
“La educación es uno de los factores más importantes dentro de la reinserción, por lo que siempre estamos tratando de mejorar el sistema educacional para los internos. Como ciudadanos que son también es importante que tengan acceso al sistema educacional y con ello a posibilidades de crecimiento personal”.
Son 109 los estudiantes matriculados en el establecimiento penitenciario de Los Andes y si bien la gran mayoría son hombres, también hay mujeres que asisten a clases. Este es el caso de Mauren Herrera, quien confiesa estar feliz por poder cursar quinto básico.
“Pensé que iba a ser complicado, pero resultó que no… Fue fabuloso para mí el volver, es como volver a mi niñez. Siempre pensé, cuando estaba en la calle, que volvería al colegio. Mis hijos también me dijeron que volviera y yo dije que ya no era mi tiempo. Ahora veo que sí es mi tiempo, que siempre hay tiempo para uno y mejor si es para volver al colegio. Me encantó estudiar de nuevo. Quedé embarazada muy niña, opté por ser madre y dejé mis estudios de lado”.
La entidad encargada de impartir las clases al interior de la unidad de Gendarmería es el Centro de Educación Integrada de Adultos (CEIA). El encargado de las coordinaciones entre el Centro y el CCP es Luis Felipe Herrera. Este profesor de inglés reconocer que aún están en un proceso de adaptación.
“Estamos en un periodo de adaptación, ajustando los horarios para que todo funcione, porque somos profesores que venimos de lugares diferentes y en un principio cuesta adaptarse, al igual que para los chicos, donde hay varios que no han pisado un colegio en un montón de tiempo”.
“Por lo general es súper rico trabajar acá porque hay disposición para el trabajo. Hay que sacarse un montón de prejuicios que uno trae de afuera; la primera vez que vine a hacer clases acá fue el 2012 y al principio fue un poco complicado, pero después me di cuenta que en realidad no era mucha la diferencia a lo que hacía afuera”, expresó el docente.
Se espera que en los próximos días las matriculas aumenten en las unidades del sistema cerrado Así es como el CCP de San Felipe podría pasar de 85 a cerca de un centenar de alumnos.