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Sharon Retamal Meléndez, Psicóloga Clínica, encargada Área Mujer de la Fundación Chilena para la Discapacidad
La discapacidad en general es una temática que siempre va acompañada de una serie de mitos, prejuicios y estereotipos, pero que, al combinarlas con otras variables como la sexualidad, la maternidad, e identidad de género, pareciera ser que emerge indiscutiblemente un sesgo que condena la vivencia de ciertas experiencias. Particularmente relacionadas con mujeres en situación de discapacidad y el deseo de convertirse en madres.
Dicha posibilidad, se les es negada a miles de mujeres a lo largo del mundo, solo por tener un diagnóstico médico, que influiría negativamente en la crianza de sus hijos(as).
La experiencia emocional, identitaria y social de transformarse en mujeres que puedan estar a cargo de otro ser humano, se les veta desde mucho antes de asumir que el ser madres es una posibilidad real. por otra parte, la concepción de la idea de que las mujeres en situación de discapacidad sean sexualmente activas y que puedan ser personas atractivas para “otros”, tener pareja y formar una familia, también se agrega a este desconocimiento que suma y sigue.
¿Cuál es realmente la enfermedad que corroe nuestra sociedad?
¿Cuál es el diagnóstico, que discapacita a nuestra cultura?
¿Tendrá que ver con la poca tolerancia, con ideas erradas, con la falta de conocimientos?
¿Cuándo la maternidad de mujeres en situación de discapacidad se transformará y será efectivamente el ejercicio de un derecho y no una oportunidad?
En el 2008 Chile adhiere a la Convención Internacional de Derechos Humanos de Personas en Situación de Discapacidad, instancia que persigue.
Reafirmar “la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, así como la necesidad de garantizar que las personas con discapacidad los ejerzan plenamente y sin discriminación”.
Específicamente el artículo 6 de dicha Convención, manifiesta que las mujeres en situación de discapacidad están más expuestas a recibir múltiples tipos de discriminaciones que mujeres que no tienen discapacidad, busca promover la igualdad y cumplimiento de los derechos humanos, de las mujeres en situación de discapacidad.
Por otra parte, en el artículo 23 de la presente convención, el cual da cuenta del “respeto al hogar y la familia” señala la importancia y necesidad de dar fin a la discriminación de personas en situación de discapacidad en “todas las cuestiones relacionadas con el matrimonio, la familia, la paternidad y las relaciones personales” comprendiendo que esto pasa a ser parte de la vida de miles de personas en situación de discapacidad en donde son permanentemente cuestionados y en el cual, han existido pocos avances.
Por último, es importante mencionar otro de los apartados de esta Convención que aborda un aspecto de la maternidad de mujeres en situación de discapacidad, hablamos del artículo 27 que se refiere al ámbito de la salud, a un acceso igualitario, además de señalar la importancia de proporcionar todas las garantías sin olvidar aspectos relacionados con la salud sexual y reproductiva.
En ciertos escenarios la realidad supera la ficción, y muchas mujeres sin consentimiento son esterilizadas para no ser madres, decisión tomada por padres, tutores o cuidadores, que creen que de esta forma se eliminan tanto el origen del problema, como sus posibles consecuencias.
Lamentablemente esto último no es la solución ni la respuesta a miles de preguntas relacionadas con la discapacidad y su vivencia por hombres y mujeres.
Negar estos aspectos humanos como la sexualidad, la maternidad, la intimidad entre otros, es otro tipo de discriminación.
No seas tú, parte de esto.
Chile necesita a sus mujeres en situación de discapacidad, seguras y con pleno ejercicio de sus derechos humanos.
