Planta antártica promete combatir el cáncer colorrectal

Investigadores de Chile y Argentina lograron aislar compuestos de la planta Deschampsia antarctica que inhiben el crecimiento de células cancerígenas colorrectales, hepáticas y gástricas. “Antartina” es el nombre del agente antitumoral que demostró sorprendentes resultados en el estudio liderado por los científicos Manuel Gidekel (Univ. Autónoma de Chile) y Guillermo Mazzolini (Univ. Austral, Argentina) y que fue publicado en la prestigiosa revista Molecular Cancer Therapeutics, de la Asociación Norteamericana para la Investigación del Cáncer (AACR, su sigla en inglés).

En las pruebas de laboratorio, antartina inhibió la proliferación del cáncer colorrectal humano. Por otro lado, en pruebas en ratones inhibió fuertemente el crecimiento tumoral y las metástasis hepáticas, conduciendo a regresiones completas del tumor en más del 30 % de los ratones y aumentando la supervivencia de los animales. La antartina indujo una potente respuesta de linfocitos T (muy importantes en el sistema inmunitario) contra el carcinoma colorrectal y produjo una duradera inmunidad antitumoral.

Los hallazgos mostraron que antartina tiene la capacidad de inducir la inmunidad antitumoral contra el cáncer de colon y recto y se puede utilizar para desarrollar nuevas herramientas para su tratamiento. Aún más, en las pruebas de laboratorios realizadas no se observaron efectos tóxicos de las dosis empleadas.

Las pruebas se realizaron, principalmente, por la empresa de biomedicina y biotecnología Uxmal SpA con la participación de la Universidad Autónoma de Chile en Santiago, en el Centro de Investigaciones Oncológicas (Madrid, España), a través de una colaboración científica en la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral (Buenos Aires, Argentina) con el equipo del Dr. Guillermo Mazzolini, en el Beth Israel Deaconess Hospital (Boston, Estados Unidos) y el Centro de Química Aplicada y Biotecnología (España). En Chile, también participó la Dra. Ana Gutiérrez (Univ. Autónoma de Chile y Univ. de La Frontera). Estos estudios fueron financiados con fondos propios de Uxmal SpA y por Innova Corfo con el apoyo logístico de INACH.

Según Gidekel, “en el artículo informamos remisiones del cáncer del 30 %, pero ahora tenemos nuevas pruebas que muestran una remisión del 100 % en los tumores, en cáncer de colon avanzado con metástasis en hígado, que es considerada una orphan disease, una enfermedad huérfana, es decir, una enfermedad que no tiene cura.”

Este ingeniero agrónomo (1961, Argentina), doctorado en ciencias con mención en Biotecnología, ha ido más de diecisiete veces al Continente Blanco gracias a diversos proyectos pertenecientes al Programa Nacional de Ciencia Antártica. Trabaja en un sector del glaciar Collins, isla Rey Jorge, donde crece una población de Deschampsia antarctica y el Instituto Antártico Chileno (INACH) mantiene un refugio operativo durante la temporada de verano.

Una planta a prueba de todo

La Antártica es el hábitat de organismos de capacidades extraordinarias, suertes de superhéroes dotados de poderes que les permiten soportar el frío, el calor, la oscuridad, el viento, la radiación, la salinidad o la deshidratación. Es el caso de la gramínea Deschampsia antarctica, capaz de tolerar una alta exposición a los rayos UV gracias a la producción de metabolitos secundarios como agentes fotoprotectores.

El científico califica a esta planta como “masoquista” porque no le gustan las buenas condiciones. “Le gustan las condiciones antárticas, le gusta la luz UV y un montón de otras cosas y es imposible de reproducir en el laboratorio. Por eso, se mostró que lo más razonable para hacer un estudio farmacológico era hacer la síntesis química del producto. Tenemos muchas patentes y una era de unos biorreactores, que fue conseguida en Estados Unidos, para producir Deschampsia en el laboratorio”, comenta Gidekel.

Esta investigación es la continuación de un primer proyecto financiado por el INACH el año 1998 que derivó en estudios farmacológicos para hacer fotoprotectores. El año 2003 vieron que el extracto de Deschampsia tenía actividad antineoplásica.

Para el Dr. Marcelo Leppe, director del INACH, “este es uno de muchos ejemplos del impacto que puede tener la ciencia antártica en la vida de las chilenas y chilenos. Aunque parece lejano, el Continente Blanco tiene claves centrales para el futuro de la humanidad, desde comprender los alcances del cambio climático, hasta encontrar la cura a enfermedades como el mal de Alzheimer o el cáncer. Como Programa Antártico Chileno, estamos dando pasos concretos en esta dirección.”

El camino polar a la cura del cáncer

La antartina es un metabolito secundario y forma parte de un tipo de compuestos que posee Deschampsia para protegerse contra enfermedades, malezas y microorganismos. “Es un azúcar con un fenol y tiene esta actividad que destruye células tumorales, pero no destruye células benignas. Además, genera memoria inmune, es decir, uno trata al animal que tiene el tumor, se cura y si uno vuelve a someter al ratón al mismo tumor, actúa como una vacuna y no se vuelve a enfermar”, complementa Gidekel.

Como se hizo la farmacomodulación, fue posible testear otras moléculas de la original que se obtuvieron de la planta y que están demostrando efectividad en el tratamiento de hepatocarcinomas (cáncer de hígado) y otros tumores sólidos, como el cáncer gástrico, pulmonar, de mamas y de cuello.

¿Qué falta para que este tratamiento esté disponible?

Cada minuto muere en el mundo una persona por cáncer colorrectal, ya que son 700.000 las muertes reportadas al año con esta causa. La cirugía en pacientes con esta enfermedad puede ser una opción, pero es aplicable solo en un 20 a 30 % de los casos y por ello surge la preocupación del mundo científico por avanzar en tratamientos terapéuticos.

Los pasos que siguen son obtener la síntesis química respetando las buenas prácticas de manufactura (GMP), exigidas por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para empezar las pruebas clínicas en seres humanos. Luego, hay que repetir los ensayos preclínicos en animales y después hacer los ensayos de seguridad y toxicidad en humanos (Fase I). Se calcula que serán entre 36 y 40 meses para terminar la prueba clínica Fase I-IIa del producto para poder demostrar su eficacia. En estas pruebas, el Dr. Manuel Hidalgo, jefe de la División de Hetamatología y Cáncer del Beth Israel Deaconess Medical Center (hospital de la Universidad de Harvard), será el asesor médico para el ensayo clínico en humanos.

Estos resultados están detallados en el artículo “A Tricin Derivative from Deschampsia antarctica Desv. Inhibits Colorectal Carcinoma Growth and Liver Metastasis through the Induction of a Specific Immune Response” (Un derivado de Tricin de Deschampsia antarctica Desv. inhibe el crecimiento del carcinoma colorrectal y la metástasis hepática a través de la inducción de una respuesta inmune específica), publicado en Molecular Cancer Therapeutics (DOI: 10.1158/1535-7163.MCT-17-0193).

Recientemente, con fecha 28 de agosto la agencia de marcas y patentes de Estados Unidos concedió la patente que resguarda el uso industrial de este trabajo.

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