A partir del análisis de las últimas imágenes satelitales multiespectrales proporcionadas por la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) y la Agencia Europea Espacial (ESA), un grupo de académicos e investigadores del Laboratorio de Geo-información y Percepción Remota del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso elaboraron un mapa del incendio y zonas afectadas para entender cómo fue el comportamiento del siniestro, su avance y condiciones geográficas.
El reporte indica que era inevitable que el incendio, que inició como forestal, terminara afectando los asentamientos urbanos colindantes, también que las condiciones meteorológicas fueron propicias para gatillar un mega incendio, que la irregularidad topográfica de la zona convirtió al fuego en eruptivo y que el Lago Peñuelas actuó como un cortafuego natural para detener el avance desde su origen cerca de la Ruta 68 hacia Valparaíso.
El trabajo fue desarrollado por el director del Laboratorio de Geo-información y Percepción Remota de la PUCV, Roberto Chávez, junto a los investigadores Matías Pérez, Sebastián Fuentes y Gabriel Castro. También participaron en la elaboración el académico del Instituto de Geografía PUCV Luis Álvarez y el profesor de la Universidad de Chile, Miguel Castillo, quien es parte del Laboratorio de Ingeniería de Incendios Forestales de la casa de estudios. Los científicos realizaron la evaluación del área quemada y severidad del incendio mediante una técnica de análisis satelital que arroja índices precisos mediante la comparación de una imagen previa al incendio y una posterior.
La primera imagen satelital fue tomada por el satélite Sentinel 3 de la ESA el día 3 de febrero de 2024 a las 11:33 hora local, la cual se encuentra completamente libre de nubes, lo que permite observar los múltiples focos activos y plumas de humo proyectándose hacia el norte. La imagen corresponde, en términos científicos, a una visualización denominada “cicatriz del incendio” o “fire scar” usando la combinación de bandas espectrales SWIR, NIR y Red de la imagen multiespectral, las cuales, explicó Roberto Chavez, “son capturas multiespectrales de cierta información o imágenes más allá del espectro visible, que es lo que capturarían nuestros ojos si estuviésemos arriba de un avión. Estas imágenes tienen bandas visibles (roja, verde y azul), pero además tienen otras partes del espectro electromagnético que nuestros ojos no pueden percibir”.
Por otro lado, la imagen libre de nubes estuvo disponible en forma previa al incendio, el día 20 de diciembre de 2023, mientras que la captura posterior al incendio corresponde al 5 de febrero de 2024, fecha en la que ya se había controlado parcialmente la emergencia, quedando activos algunos vectores de avance menores. Aquellos registros fueron captados por satélites Landsat, que toman imágenes cada 16 días.
Los científicos calcularon el índice normalizado de área quemada (NBR) para las imágenes previa y posterior al incendio, para luego y mediante la resta o diferencia entre ambas (dNBR), estimar la severidad del incendio en términos de cobertura vegetal quemada. De acuerdo con esta matemática, el área afectada alcanza las 9.429 hectáreas, lo que considera zonas de baja, media y alta severidad.
“Las estimaciones de severidad dependen de los criterios biofísicos de la zona, esto quiere decir que son patrones, hay elementos que aparecen y desaparecen en el territorio y que son capturados por las bandas espectrales del satélite, esto es el combustible que se encuentra a nivel territorial que es básicamente vegetación, pasto seco, arbustos, árboles, plantaciones forestales y la madera, que también está en las casas que fueron afectadas después», puntualizó Chávez.