Las imágenes que deja la guerra entre Rusia y Ucrania son perturbadoras, incomprensibles y horrorosas y, más aún, para los niños y niñas, quienes a su corta edad deben lidiar con un conflicto complejo que habla de muertos, desplazados y familias separadas.
Entonces, ¿cómo explicar la guerra a los niños? Para Lillian Pérez Loezar, especialista en Neuropsicología y Neurociencias Cognitiva de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), es necesario ser honestos con ellos, porque no se les puede abstraer de algo que efectivamente está ocurriendo y sobre lo cual hay tanta información.
Dice que la familia o los tutores son los primeros llamados a conversar con los niños sobre estos temas, pues son los educadores primarios de la sociedad. En este contexto, asegura que también es posible conversar sobre la guerra, sobre lo que ven la televisión y enseñarles que la agresión no es la forma de resolver los conflictos, sino el diálogo.
“Lamentablemente, a partir de la guerra, podemos explicarles cómo nosotros tenemos que aprender a negociar, tenemos que aprender a controlar nuestra rabia, cómo nosotros, si bien es cierto, no vamos a generar una guerra a nivel país, pero el hecho de yo violentar a mi hermano, tener que agredir a otro, para poder mantener mi posición, es hacer una mini guerra… y explicar que una guerra surge cuando dos personas o dos posiciones (en este caso dos países) no logran negociar y acompañarse del diálogo y la comunicación para resolver las diferencias”, dice la especialista.
Agrega que es importante enfatizar, además, que el uso de la violencia o de la fuerza no permite resolver los conflictos que naturalmente puedan surgir. Ello -dice- porque somos diferentes y pensamos distinto. Por lo tanto, es necesario recalcar a los niños que con el diálogo, la capacidad de negociación y una buena comunicación, sí es posible resolver y enfrentar los conflictos, incluso la guerra.
“Utilizar este elemento negativo para poder enseñarle a mi hijo a cómo buscar la cultura de la paz, y que en la guerra nadie gana. Ninguna posición gana, porque donde vea hay pérdidas… Ningún ser humano es igual a otro. Partir de la base que nadie piensa igual que otro y nadie siente igual que otro… Entender que, si bien somos seres diferentes, sí podemos poner puntos de encuentro. Tenemos que lograr puntos de encuentro”, afirma la Dra. Lillian Pérez Loezar.
Finalmente, subraya que es importante conversar con los niños sobre el valor de la relación que tienen con sus compañeros y amigos, la que a pesar de las diferencias, siempre deben cuidar y respetar.