Valparaíso insiste en ser la capital de la danza contemporánea por una semana y sin pausa

La programación del Festival Internacional Danzalborde ha continuado su ciclo de obras nacionales e internacionales, con un público que los sigue cautivo y en renovación constante buscando nuevas pistas, nuevos asombros, nuevos lenguajes. Valparaíso no renuncia a ser la capital de la danza en octubre con las propuestas escénicas que suman creatividad, colores, sonidos del mundo, narrativas diversas. Un evento que no ha tenido tregua desde hace 16 años y que cuenta este año con el apoyo del Programa Otras Instituciones Colaboradoras del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, junto al Parque Cultural de Valparaíso (POIC)y del Fondo de Iniciativas Culturales de la Municipalidad de Valparaíso (FICVAL).

Co/Lapso, la tensión permanente de las convenciones.

La obra nacional Co/Lapso ya tuvo su encuentro con el público. Dirigida en forma conjunta por las coreógrafas Rocío Rivera (Valparaíso) y Elizabeth Rodríguez (Santiago), ellas dirigen un elenco compuesto por seis intérpretes mujeres y la colaboración de un equipo artístico de Santiago y Valparaíso.

Explica Rocío Rivera: “Está inspirado básicamente en la construcción del individuo en relación a un espacio. Nos planteamos en un inicio cómo era pensarse en las diferencias que existen. Nosotros venimos de dos lugares, gente de Santiago, que es la mitad del elenco y gente de Valparaíso. En el equipo creativo lo mismo. Entonces nos preguntamos primero, por las distintas situaciones de estar en diferentes espacios y ciudades, cómo eso te condiciona en la construcción de tu ser. A partir de eso, el trabajo generó imágenes, era inevitable pensar que había solo mujeres en escena, y entonces, si bien no tratamos de hablar sobre género, el género apareció como algo que también nos pone en situación de colapso, en tensión, hacer colapsar las convenciones, hacer colapsar sistemas de convenciones, el espacio, que por eso es diagonal y tensiona el volumen del teatro. En un momento nos hace pensar sobre la idea de plano y pendiente que hay entre las dos ciudades, construir un espacio en que ves el horizonte.”

“Momentum”: Buscar el límite de uno mismo.

La obra MOMENTUM de la Compañía de Alemania y Suiza, CocoonDance, generó gran impacto en la audiencia. Rafaele Giovanola, directora de la obra, explica el origen y su fuente de inspiración: “nos reunimos con una persona que practica la técnica del Parkour. Intercambiamos conocimientos en el entrenamiento, la manera de moverse y desplazarse por los lugares y la técnica que usan. Y a raíz de eso, empezamos a investigar la calidad del movimiento. Comenzó desde una investigación del movimiento y del cuerpo puramente, pero después surge una tendencia a empujar el cuerpo en el movimiento, a ir siempre más allá, dejarlo exhausto, encontrar el límite que nunca se encuentra, porque el cuerpo siempre tiene energía para un poco más.”

«Es una búsqueda continua de energía y movimiento, es lo que regenera la energía combinada con la música que también impulsa en este movimiento y circulación de energía. Más que resistencia, es buscar siempre el límite de uno mismo.”

El “parkour” es una práctica urbana que se realiza tanto individual como colectivamente, en cualquier entorno. Su práctica implica la adaptación al paisaje urbano y arquitectónico, para superar los diferentes obstáculos presentes en un recorrido, en un permanente desafío de destreza, equilibrio y energía.

“El Bobo”: Las sutilezas de lo inútil.

Así también Nicolás Poggi, quien es coreógrafo y bailarín de la obra argentina El Bobo, de la compañía Motos Ninja explica sus motivaciones: “lo que nos interesaba era hacer una obra que tenga que ver con el físico totalmente, que no tenga ninguna historia. Es trabajar a partir de acciones muy simples a través de esta cosa de embobar la obra. Empezar todo muy perfecto, todo muy cuadrado y controlado, y con el tiempo se va entorpeciendo y termina como una fiesta rave, con la música al palo y todos bailando y la sensación es que la gente quiera bailar. No quiero que entiendan ninguna historia, es solamente que la gente quiera bailar. Esta investigación la vengo haciendo hace cuatro años, no la obra, sino el movimiento medio inútil, y después con Agustín Colli, que lleva viviendo en México un tiempo, comenzamos a trabajar la obra con esta idea de hacer movimientos estúpidos y de ahí surgió la obra.”

“Desfigumorfo”: seccionar y deformar el cuerpo.

María Belén Herrera, coreógrafa y bailarina de la obra Desfigumorfo nos detalla sobre su obra : “la creación comenzó desde la pregunta de la forma, lo deforme y todo el trabajo que hice en torno a eso, en forma corporal, posiciones del cuerpo, utilizando los conocimientos de la Universidad, sobre todo ballet, para seccionar el cuerpo en diferentes partes y hacerlo ver de una forma no tan convencional. Tengo que seguir trabajando en eso, porque el cuerpo es muy divisible. Ese es el trabajo: dividir el cuerpo y transformarlo en otro cuerpo desde el mismo cuerpo. Cómo exponer las posibilidades que tiene la anatomía de cada uno. Para acercarnos a eso, uno tiene que darle lecturas diferentes usando todo el imaginario posible, para poder potenciar eso, sin llegar a la representación de algo.”

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